16.08.06. En el número de “La Razón” correspondiente al 16 de agosto, en la parte superior de la página 3 campea, bajo el título “La declaración”, la siguiente frase. De la que es autor D. Andrés de Blas, Catedrático de Teoría del estado por la UNED: El mérito de la derecha española actual ha sido conectar con la tradición liberal, saltando por encima del paréntesis franquista. Conexión a la que tiene perfecto derecho,

Y es verdad, excepto en los de calificar de paréntesis al franquismo, dentro de la tradición liberal española.

El franquismo fue la salida inevitable del caos al que había llevado a España el liberalismo. La Cruzada fue inevitable. Lo decimos los carlistas que participamos en ella con todo entusiasmo y no por gusto. A nadie le agrada dejar la familia, tomar el arma y embarcarse en una aventura en la que poco se puede ganar y perder mucho. Hasta la propia vida. Pero teníamos que hacerlo y lo hicimos.

Terminada la contienda en 1939 ningún otro gobierno era viable sino el que se instauró. No como solución definitiva, sino como tránsito hacia la restauración de las instituciones tradicionales coronadas por una monarquía católica. Por desgracia no se hizo así. Y la mayor parte de la culpa de ello le correspondió a la derecha liberal que, para salvar el pellejo y la hacienda, se había incorporado al movimiento nacional.

No podía volver a lo suyo: la democracia que, después de haber evolucionado al caos, había sido vencida en el campo de batalla. Se oponían a la restauración tradicionalista. No tenían otro camino que mantener indefinidamente la dictadura. Mientras se preparaba la conexión con la tradición liberal con la restauración, enmascarada bajo el eufemismo de instauración, de la dinastía que había entregado España a la Revolución en 14 de abril.

Ni un paso a la restauración de los Fueros. Al contrario los de Navarra fueron agredidos por un Gobernador que fue destituido para ser ascendido. Mantenimiento del monopolio de la enseñanza con ligeras concesiones a la enseñanza privada. Cortes orgánicas, pero domesticadas por el Estado para mejor desprestigiarlas. Lo mismo se diga de los sindicatos que eran considerados”como un engranaje de la máquina estatal”. Esa fue la labor de la derecha liberal durante el franquismo, en aparente ruptura con la tradición liberal, pero conectada en el fondo con ella.

Por eso duró tanto el franquismo. Era necesario tiempo para hacer olvidar a los españoles cual era la causa de aquella guerra que tanto costó. Y los españoles fueron olvidando gracias a la labor de un gobierno que apoyaba más a los intelectuales fieles a la tradición liberal que a los tradicionalistas. Adormecidos, además, por el evidente progreso económico y material.

Entre el franquismo y el actual sistema, que supone la revancha de los vencidos en 1939, no ha habido ninguna solución de continuidad. El “Motor del Cambio” ha sido el mismo sucesor que Franco designó. El cambio político fue decidido por las cortes domesticadas. No ha habido ninguna solución de continuidad, luego no ha habido ningún paréntesis. Para verlo claramente no es necesario ser Catedrático de teoría del Estado.
 

Carlos Ibáñez Quintana