MITES I  MENTIDES DEL NACIONALISME CATALÁ


 

 

Javier Barraycoa: ”Muchos catalanes viven en una Alucinación colectiva creada por el nacionalismo, que juega con los imaginarios sociales y los sentimientos de la gente.”

“El nacionalismo catalán es un fraude”.

“Cataluña nunca hubiera surgido si previamente no hubiera habido un sustrato común peninsular, cultural, religioso, que es la Hispanidad”.

“El nacionalismo nos aboca a una Cataluña abstracta, un lugar común de la sociedad globalizada sin identidad ninguna, como mucho la República Islámica de Cataluña. Será una sociedad artificial que morirá por sí misma”.

“Por sí mismo ningún movimiento nacionalista tiene fuerza para romper con el Estado, a no ser que el propio Estado se deje romper, ya sea por debilidad interna, o por dejación de la clase política, o por cortoplacismos”.

“Un Tercio de soldados castellanos defendió Barcelona en 1714 de la invasión borbónica. Y, en el otro bando, varios Tercios y Regimientos de soldados catalanes lucharon a favor de Felipe V en la misma guerra. Eso nunca lo contará TV-3″.

“Felipe V encomendó a catalanes su guardia pretoriana, su protección personal, tras la Guerra de Sucesión. Fue la Compañía de Granaderos, propiamente catalana, cuyo himno se convirtió con posterioridad en el actual himno de España”.

“El nacionalismo -no Castilla- ha descatalanizado Cataluña”.

“Hasta ahora, imperaba una dialéctica nacionalista tramposa: o eres catalanista o eres españolista. A partir de ahora vuelve a plantearse la posibilidad de ser catalanista pero en el sentido hispanista, no en el sentido nacionalista”.

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Javier Barraycoa publica nuevo libro sobre el nacionalismo catalán, titulado “Cataluña Hispana”, editado por LibrosLibres.  Quedamos en un bar de la calle Balmes de Barcelona, el pasado jueves 14 de noviembre, para conversar sobre su interesante libro ante un taza de café. Ésta es la conversación:
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– El libro comienza con una visita al Barrio “gótico” de Barcelona, el cual no es gótico sino de principios del siglo XX, coincidiendo con el inicio del nacionalismo. Al igual que el barrio gótico, ¿el nacionalismo ha construido una Cataluña artificial?

En efecto, muchos catalanes pasean por el Barrio gótico de Barcelona pensando que es un barrio antiquísimo, que están paseando por la historia. Y no es así. En realidad, el barrio fue reformado sustancialmente a principios del siglo XX: En la Casa de l’Ardiaca -verdadera joya medieval- podemos ver un bajorrelieve donde aparece el busto de un “hombre medieval” con americana y corbata… Donde antes había casas obreras en mal estado, aparecieron magníficos edificios “medievales” (trasladados muchos de ellos desde otros lugares de la ciudad, por ejemplo con ocasión de la apertura de Vía Layetana). El bello puente “gótico” que está en la calle del Obispo (que va de Plaza San Jaime a la Catedral), fue construido en 1928 por Rubió y Bellver, pero los turistas lo fotografían emocionados, pensando que es una reliquia del pasado. Mediocres luceras fueron sustituidas por ventanales góticos espléndidos… Cambiaron incluso el nombre: no se llamaba “barrio gótico” sino “barrio de la Catedral”, de toda la vida.

Todo fue reconstruido a principios del XX. Y eso es lo que ha hecho también el nacionalismo, en todos los aspectos: coger trozos de la historia, cambiarlos, reinterpretarlos. El nacionalismo ha “rehecho” la historia de Cataluña al igual que se reconstruyó artificialmente el Barrio “gótico”. Al pasear por él, todo es hermoso, todo es multisecular y venerable; pero buena parte de lo que se ve es falso y lo que es real es ignorado, desconocido o no está en el lugar que le corresponde.

Muchos de los primeros catalanistas fueron arquitectos, como Puig y Cadafalch, y sus obras fueron más que arquitectura: fueron un poderoso instrumento de propaganda política. Ésta técnica no era nueva, la importaron de Francia, donde se había promocionado el movimiento de restauración arquitectónica para la glorificación de la Patria.

Al final, un catalán está haciendo de turista en su tierra, porque no conoce su propia historia y se cree lo que le cuentan.

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– Entonces, el nacionalismo sería un fraude, como subtitulas el libro.

Sí, el nacionalismo es un fraude en la medida en que no quiere entrar en una discusión histórica profunda, construyendo en su lugar un imaginario que cobra vida gracias a un impulso sentimental. El origen de ese impulso lo encontramos en el Romanticismo del siglo XIX, originario de Alemania y Reino Unido, que tergiversa la historia, inventa un origen mitológico de los pueblos, etc, y en ese sentido es un fraude. El nacionalismo no se corresponde con la realidad histórica pero tampoco quiere corresponderse con ella.

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– La tesis principal del libro es que la Catalanidad -que nada tiene que ver con el nacionalismo- es una manifestación, una concreción particular, de la Hispanidad. ¿Qué significa eso?

El nacionalismo juega un discurso horizontal: enfrentamiento entre nación española y nación catalana. Pero esto no es así: Cataluña nunca hubiera surgido si previamente no hubiera habido un sustrato común peninsular, cultural, religioso, que es la Hispanidad. Se da ya en el Reino visigodo. Los historiadores catalanistas le quitan importancia a la época visigoda porque ellos buscan el fundamento histórico en un sustrato exclusivamente catalán. Por ejemplo, el historiador nacionalista Soldevila, en su Història de Catalunya -reeditada en catalán durante el franquismo- evita dar importancia al periodo visigodo y el capitulo dedicado a ellos lo titula “El ensayo visigodo”, dando a entender que nunca se logró una verdadera unidad peninsular. Así puede justificar que no existió un componente identitario común entre la España de la Reconquista y la España visigoda. Deja así una laguna espacio-temporal en la que puede encajar la aparición de la “nación catalana” de la nada.

Pero eso es absurdo: había realmente un sustrato común en toda la península, iniciado desde la romanización, cristianización y reino visigodo: lengua común -el latín-, catolicismo, derecho… Y sólo desde ese sustrato previo y común llamado Hispania, se puede explicar el posterior surgimiento de Cataluña durante la Edad Media. Ese sustrato común permite que tras la invasión musulmana florezcan diferentes formas de Hispanidad, entre ellas la Catalanidad.

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-¿Y ese sustrato común continúa durante la Edad Media?

Sí. En la Edad Media surge un nuevo concepto: el de “Las Españas”. Pasamos de la Hispania romana y visigoda a Las Españas, coincidiendo con la aparición de diferentes reinos peninsulares durante la Reconquista (Reino Astur, Aragón, Navarra, etc.) y en todas la crónicas aparece la denominación de Las Españas, la cual significa que hay una pluralidad, una riqueza, que tiene algo común: la Hispanidad.

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– Ese “lo común”, ¿en qué consiste? Porque actualmente, el poder nacionalista -político, mediático, educativo, institucional- pone el acento en lo que nos separa, pero nadie habla de lo que nos une.

Tradicionalmente, la monarquía, la religión católica, y el respeto por los fueros y costumbres de los diferentes reinos y territorios a pesar de haber una sola Corona Hispánica. Esto muerte en las Cortes de Cádiz, que configura el concepto de Nación Española, copiando a los franceses de la Revolución. Nación como algo identificado con el Estado, con normas comunes e iguales para todos… Crearon ciudadanos iguales. Esto parece muy bonito, pero en realidad es muy peligroso, porque es la aparición de la Modernidad como despersonificación, como ruptura de las diferentes realidades vitales que componen España. La idea de nación española es una idea moderna, e incluso revolucionaria. Por eso, reivindicamos el concepto de Las Españas, lo cual no significa la ruptura de los pueblos, pues hay algo que los había unido: cuando falla la monarquía en la Primera y Segunda Repúblicas, y cuando entra en crisis profunda la Religión como sucede en la actualidad, aparece la segregación.

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– Entonces, ¿podríamos afirmar que la fortaleza actual del nacionalismo no se debería a sus propios méritos sino a la crisis de la Hispanidad?

El nacimiento del nacionalismo coincide también con la pérdida de las colonias de ultramar en 1898. Es una crisis de Estado, política de alto nivel, pero también es la crisis de un concepto liberal de España. Ante ello, el catalanismo originalmente fue una reacción hispánica: un deseo de regenerar España desde Cataluña. Pero cometieron un gran error: actuar desde los principios del liberalismo. Hablaban del Estado-Nación en un sentido liberal. En definitiva, el nacionalismo no tiene fuerza por sí mismo, sino por la debilidad del contrario…

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– …dejación del Estado, podríamos decir…

Claro. Por sí mismo ningún movimiento nacionalista tiene fuerza para romper con el Estado, a no ser que el propio Estado se deje romper, ya sea por debilidad interna, o por dejación de la clase política, o por cortoplacismos, que es lo que está sucediendo en España desde hace unos 30 años.

Hace varias décadas, la independencia no era un fin, sino un medio para conseguir un Estado socialista soviético. Eso es lo que buscaban ERC, PSAN, la antigua CUPS, y toda la sopa de siglas de la época. Pero al caer el muro de Berlín en 1989, ese objetivo deviene imposible, y lo que antes era un medio ahora se ha convertido un fin en si mismo. Pero, ¿después qué? ERC afirma que en una Cataluña independiente se nacionalizarán los bancos, telefónica, y grandes empresas… iríamos a un modelo socialista puro, no socialdemócrata. En ese escenario, las multinacionales saldrían corriendo. Esto se ve muy bien en el reciente viaje de Artur Mas a Israel donde le han acompañado empresarios catalano-judíos de segunda fila, pero no los principales (Bassat, Andik, etc), porque saben que el proceso de independencia sería terrible económicamente para todos.

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– Si tan terrible sería la independencia, ¿por qué se empecinan en conseguirla? En el libro escribes que en la actual Cataluña nacionalista se está produciendo una “alucinación colectiva”. ¿Eso explicaría la actual situación?

Así es. Las alucinaciones colectivas se producen en la historia cuando se mueven determinadas piezas o elementos sociales: Se dieron durante el nazismo (cuando la inmensa mayoría de alemanes pensaban que eran una raza superior), o en los estados soviéticos, o durante la unificación italiana (los lombardos del norte se creían que representaban a toda Italia), o durante la Revolución Francesa (cuando enloquecieron, creyendo que lo más normal del mundo era guillotinar a miles y miles de personas).

En Cataluña, el nacionalismo juega con los imaginarios colectivos y los sentimientos, gracias al control ejercido sobre los medios de comunicación de masas (ya sea control directo en los públicos o control vía subvenciones en los privados) y sobre el sistema educativo… Todo ello provoca esta alucinación colectiva, pérdida del sentido de la realidad. Muchos quieren la independencia, pero no saben sus consecuencias reales: ni siquiera se lo plantean.

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– …se creen que con la independencia seremos más ricos, más guapos, más listos, y los leprosos se curarán y los ciegos verán…

jejeje, y Artur Mas dijo que con la independencia aumentaría la esperanza de vida de los ciudadanos en 5 años más… Pero todo apunta a que sería un desastre en todos los aspectos. Por ejemplo, en economía: de hecho ya estamos a la baja, y no sólo por la crisis económica actual: Cataluña ha perdido todo el crecimiento económico que tuvo durante el franquismo y ya vive casi sólo del turismo.

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El tricentenario de los hechos de 1714
– El próximo año se conmemora el tricentenario de los hechos de 1714, y los nacionalistas nos bombardearán hasta el aburrimiento con películas, libros, y “piquetes informativos” sobre el tema, como si no estuviéramos informados ya.

Sí, TV-3 está invirtiendo mucho dinero y recursos en el tema, están produciendo una miniserie de televisión, mientras que Artur Mas va a privatizar el Hospital Clínico, o mientras el Hospital de San Juan de Dios carece de recursos fundamentales, a los médicos les han quitado dos pagas, y el sistema sanitario en su conjunto tiembla por la escasez de inversiones. Y mientras eso sucede, se gastan el dinero en TV3, en crear ese imaginario colectivo.
 

Todo ese entusiasmo mediático se encontrará con la frustración de la realidad: el Referéndum no se podrá hacer; o si se hace no será legal, estará amañado, durará una semana, con voto admitido por correo electrónico sin garantía alguna, con inmigrantes ilegales y menores de edad votando. No tendrá ninguna aceptación internacional. Será un ridículo tal… Al que seguirá una gran frustración. Tendremos media Cataluña frustrada por culpa de las mentiras de los nacionalistas, que les han hecho creer lo que no es, y les han imbuido en esa alucinación colectiva que estamos padeciendo en Cataluña.

Sabemos que con motivo del tricentenario de 1714 van a poner toda la carne en el asador, y ante ello hay que recordar los verdaderos hechos de 1714, sin complejos.

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– ¿Y cuáles fueron los hechos de 1714, sin complejos?

Pues que se trató de una Guerra de sucesión al trono de España, no de secesión como nos cuentan los nacionalistas. En la Guerra combatieron dos candidatos a Rey, uno francés (Borbón) y otro austríaco (Habsburgo) y, en definitiva, no había un “bando castellano” y “otro catalán”, como dicen los nacionalistas. Al contrario, había catalanes y castellanos (y navarros, gallegos, valencianos, etc) luchando juntos en cada uno de los bandos.

Por ejemplo, no contarán nunca en TV-3 que en la defensa de Barcelona en 1714, participó un Tercio de Castellanos austracistas …

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– …¿”malvados castellanos” defendiendo Barcelona en 1714 contra Felipe V?

Sí, un Tercio de soldados castellanos defendiendo Barcelona en 1714. Se trataba de una unidad de infantería llamada Regimiento de la Concepción. Su coronel era Gregorio de Saavedra; sus colores de divisa eran el azul y rojo; y su patrona -evidentemente- la Inmaculada Concepción. El Regimiento estaba compuesto por unos 700 castellanos, se fundó en 1713 tras la traición inglesa, y tuvo el sobrenombre de Villaroel, pues él fue su organizador directo.

También había otro regimiento, el de Infantería Santa Eulalia, formado por navarros, dirigido por el coronel Íñiguez Abarca, y más tarde substituido por el castellano Coronel Antonio del Castillo y Chirino.

Tampoco dirán en TV-3 cómo era el juramento que hacían los Batallones de Voluntarios de los soldados de Barcelona en 1714: Los soldados alzaban los tres dedos de la mano derecha, en señal de la Santísima Trinidad, y realizaban el juramento de luchar hasta morir.

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– Me imagino que también habría catalanes luchando a favor de Felipe V.

Claro. Un Tercio creado por Blas de Trincheria, compuesto por antiguos miqueletes, unos 700 soldados en total, se mantuvieron fieles a Felipe V hasta el final de la guerra.

Otras unidades compuestas por catalanes también se mantuvieron en filas felipistas: Los Regimientos de Dragones “Pons”, “Camprodón”, “Picalqués”, “Grimau”, “Tarragona” y “Sagunto”.

Otro Tercio de infantería catalana fue el Llovet, formado por 600 catalanes y destinado a Ceuta; tras el alzamiento austracista se mantuvo fiel al Borbón. Y muchos más.

Una curiosidad histórica: el Regimiento de Dragones “Camprodón” salvó la vida al mismísimo Felipe V en la batalla de Almenar. Éste huía en desbandada, tras una terrible carga de las tropas austracistas, comandadas por el general inglés James Stanhope. El ejército felipista hubo de retirarse a Zaragoza y, si no fuera por la protección de los catalanes, Felipe V habría caído prisionero.

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– Todo esto es historia, “que nada tiene que ver con el nacionalismo”, como te dijo un joven nacionalista sorprendido de cómo le desmontabas el nacionalismo desde una perspectiva histórica.

– Así es.

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– Los nacionalistas de hoy nos hablan mucho de 1714, pero no de lo que sucedió después.

El Decreto de Nueva Planta, a pesar de abolir los fueros y derechos seculares del Principado, tuvo también efectos muy beneficiosos para Cataluña: Hasta ese momento, Cataluña fue una tierra pobre -la podríamos comparar al actual sur de España, para entendernos- pero a partir de 1714 Cataluña vivió un periodo de crecimiento no conocido hasta entonces. Gracias al Decreto de Nueva Planta, se anularon las fronteras arancelarias en la Península y los habitantes de la antigua Corona de Aragón accedieron a un mercado cuatro veces superior, pasando de 1,5 millones de habitantes a 7,5. Testimonios de la época nos cuentan cómo marineros catalanes faenaban en Galicia, o comerciantes catalanes adquirían lana y otras materias primas en Castilla, o vendedores catalanes ofrecían todo género de algodones y sedas en Badajoz… Cosa desconocida hasta entonces.

El siglo XVIII fue de gran prosperidad y crecimiento para Cataluña. Autores nacionalistas como Soldevila o Rovira y Virgili reconocen -aunque no pueden entender- los recibimientos entusiastas que los Borbones recibían cada vez que viajaban a la Ciudad Condal. Incluso, Carlos IV fue recibido en Barcelona en medio de un delirio popular. El bienestar que trajeron los despóticos Borbones suplió todo recuerdo de la amarga derrota.

Como curiosidad histórica -de esas que TV3 nunca contará- podemos recordar que Felipe V, tras la Guerra de Sucesión, encomendó a catalanes su “guardia pretoriana”, su protección personal. En 1731, Felipe V formó la Compañía de Granaderos Reales, encomendada al catalán Bernardino Marimón. Insignes familias catalanas se encuentran entre la oficialidad de este cuerpo: Marimón, Azlor , Alós, Amat, y militares como Junyent Bergós -levantador del Regimiento de Barcelona- o Joaquín Bru Sampsó. El origen de este excepcional cuerpo al servicio de Felipe V está en el apoyo inicial de los catalanes al Rey antes del inicio de la Guerra de Sucesión: entre 1702 y 1703 se formaron en Cataluña cuatro regimientos de infantería y dos de dragones: de los regimientos de dragones surgirían los hombres que nutrirían años después, tras la Guerra, la guardia personal de Felipe V. Lo más irónico de esta cuestión es que del Cuerpo de Granaderos de Felipe V, propiamente catalán, acabaría surgiendo un himno que se acabaría convirtiendo en la Marcha Real y después en el himno de España.

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– Muy irónico, ciertamente. Y también muy desconocido.

Sí.

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Redescubrir Cataluña. “Via fora”
– Escribes en el libro que durante el siglo XIX se vivió una contradicción en Cataluña, pues se dio una eclosión de españolismo al mismo tiempo que se alumbraba el nacionalismo. En la actualidad, cuando estamos viviendo este nacionalismo rampante y voraz que todo lo abarca y controla, ¿podría darse también el nacimiento de algo contrario?

La omnipresencia del nacionalismo (artificial, estandarizado, subvencionado), ha provocado que muchos catalanes empecemos a reflexionar sobre nuestra identidad. Se está organizando un grupo de intelectuales, profesores, historiadores, profesionales independientes, etc., todos nosotros catalanes, que estamos reflexionando y promoviendo actuaciones al respecto. Por ejemplo, hay un grupo de historiadores que se replantean la Historia tal como el nacionalismo nos la ha contado…

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– …ya lo deseaba Josep Pla, cuando se preguntaba si algún día tendremos en Cataluña una Historia auténtica y objetiva que no contenga las memeces románticas que esparce el nacionalismo…

…sí, fuera de ámbitos académicos, están apareciendo intelectuales que buscan plantearse nuestras raíces, y eso se manifestará en movimientos y asociaciones auténticamente catalanas, esto es, desligadas de cualquier nacionalismo. Ya empezamos a ver los primeros brotes en Cataluña, cosa que era impensable hace sólo diez años. Hasta ahora, imperaba una dialéctica nacionalista tramposa: o eres catalanista o eres españolista. A partir de ahora vuelve a plantearse la posibilidad de ser catalanista pero en el sentido hispanista, no en el sentido nacionalista… El libro Cataluña Hispánica va en este sentido.

El genio catalán siempre se ha manifestado cuando Cataluña sale de sí misma, deja de mirarse el ombligo, y se abre a América, al resto de España. Por el contrario, cuando se queda encerrada en sí misma sólo genera guerras civiles (como vimos en la Edad Media, y en la Edad Moderna). Como todo ser, si Cataluña se encierra en sí misma muere. Debe abrirse, y abrirse a los pueblos hispanos, a los pueblos hermanos.
 

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– ¿Abrirse, cómo?

Cataluña tiene que rehacerse de la contaminación nacionalista y, si lo conseguimos, Cataluña regenerará toda España. Debemos plantar las semillas para que dentro de unos años haya intelectuales, historiadores, lingüistas. que vuelvan a repensar Cataluña. A “redescubrirla”. El nacionalismo lleva trabajando treinta años para conseguir llevarnos a donde estamos ahora. Hace treinta años el nacionalismo no era nada, tan solo un catalanismo moderado. Ahora hay que hacer los mismo, y si no se consigue iremos a la nada: Una Cataluña abstracta, un lugar común de la sociedad globalizada sin identidad ninguna, como mucho la República Islámica de Cataluña, pues la concentración de árabes es más alta en Cataluña que en el resto de España. Por ejemplo, el emirato de Qatar está intentando comprar la plaza de toros Monumental para convertirla en una macro-mezquita, con un minarete de 300 metros de altura que sería el más alto de el mundo,.. El Islam se convertirá en fuerza política importante. Otro ejemplo: Al finalizar el último ramadán se invitaron a 200 clérigos musulmanes al Parlamento de Cataluña y su presidenta, la Sra. Rigau, les animó a que fueran por toda Cataluña predicando el Islam. O volvemos a nuestra raíces hispanas, o la Cataluña que existirá se llamará “Cataluña” pero no será Cataluña.

El nacionalismo afirma que Cataluña ha sido “descatalanizada” por culpa de Castilla. Por el contrario, mi tesis es que ha sido el nacionalismo quien ha “descatalanizado” Cataluña, pues le ha quitado su tradición. Nos podemos imaginar una Cataluña independiente, que a lo mejor ser llamará República Catalana, o Califato Catalán, y donde se hablará Catalán y la gente irá con camisetas del Barça, sí, pero será gente que no sentirá relación con los antepasados: Serán apátridas, turistas transhumantes, que nada tendrán que ver con la historia catalana. Será una sociedad artificial que morirá por sí misma.

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– El libro comienza con el “Canto a la Inmaculada, patrona de España”, escrito por Mn. Cinto Verdaguer.

Es una poesía muy desconocida. Verdaguer era un profundo catalán hispanista. Este canto manifiesta la ausencia de contradicción entre España y Cataluña, y es una síntesis de todo el libro: cómo desde Cataluña, en catalán, se puede hacer una alabanza a la Patrona de España. La esencia de Cataluña va acompañada de esta tradición católica de todos pueblos españoles.

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– Vamos a mostrárselo a nuestros lectores:

“Cant a la Immaculada, patrona d’Espanya”, de Mn. Cinto Verdaguer

Oh Verge Immaculada,
per vostra Concepció,
d’Espanya Reina amada,
salvau vostra nació.

Concebuda sou, Maria,
és lo càntic celestial
que la terra al cel envia
com un himne triomfal;
Concebuda sou, Maria,
sens pecat original.

Vós, Maria, sou l’estrella
que guià Espanya al Nou Món,
la de l’alba hermosa i bella
de la glòria que se’ns pon.
Oh Maria, hermosa estrella,
resplendiu d’Espanya al front.

Quan sa Reina era Maria,
nostre regne era el més gran,
sa bandera el món cobria
des d’Amèrica a Lepant.
Si a regnar torna Maria,
ses grandeses tornaran.

Vós d’Espanya sou la glòria,
Vós lo Sol del Principat;
nostra pàtria i nostra història
Vós, oh Verge, ens ho heu donat:
tronos són de vostra glòria
Covadonga i Montserrat.

Patrimoni ets de Maria,
oh, d’Espanya, hermós país!
mes avui l’error hi nia
que et farà poble infeliç.
Oh!, xafau-li el cap, Maria,
que és la serp del paradís.