Este año la procesión cívica ha sido distinta. El ascenso a la alcaldía del candidato del partido nacionalista-socialista “Compromís” ha traído consigo los primeros cambios. El alcalde Ribó se ha negado a que la Real Señera custodiada en el ayuntamiento entrase en el Te Deum de la catedral, tras 25 años haciéndolo (desde el último gobierno del PSPV), así como otros pequeños cambios en el protocolo, sin consultar con las entidades participantes al acto, como si este fuese suyo, y no de los valencianos.
Los carlistas valencianos se han congregado a las diez y media de la mañana en el Circulo Carlista Aparisi Y Guijarro de Valencia para recoger banderas, y a las once han hecho acto de presencia en la catedral, donde el arzobispo había organizado elTe Deum una hora antes para no coincidir con la procesión cívica. Había tanta gente que era casi imposible entrar en el templo, y nos hemos situado ante la llamada puerta de los hierros de la Catedral. La celebración, concurridísima de personas y entidades, ha dado la medida de la fuerza del valencianismo social, que no ha querido dejar de honrar el acto con la presencia de la Señera, en este caso la de la asociación Lo Rat Penat. El alcalde ha dado un motivo de unión a los valencianos para afirmarse en sus tradiciones religiosas frente a la imposición laicista del consistorio.
A continuación nos dirigimos a la plaza del Ayuntamiento para situarnos en la procesión cívica, pero al intentar acceder por la calle Barcelonina a la plaza del Ayuntamiento, nos paró la policía diciendo que no podíamos pasar, porque llevábamos (como todos los años) nuestras banderas cogidas a mástiles de madera y eso era peligroso. El miedo del alcalde cacique había hecho variar las normas para participar en la procesión, ya se ve lo que entiende la izquierda alternativa por gobernar por y para la ciudadanía: poner policías a vigilar a los participantes de los actos públicos.
Finalmente los carlistas nos ubicamos con nuestros signos en un lateral de la calle san Vicente en su entrada a la plaza del Ayuntamiento. A las 12 se bajó la Real Señera del Ayuntamiento, sin himnos ni regional, ni nacional. Al paso del alcalde que ha querido ser este año el portador de la Real Señera, en la que no cree ni respeta, tuvo que escuchar numerosos abucheos, pitidos y gritos de “fuera”, “cacique”, o “dictador”.
Cuando ya prácticamente habían pasado la mayoría de entidades, aparecieron de nuevo un grupo de policías prohibiendo las banderas con mástiles (pese a que estábamos fuera del recorrido) y pidiendo documentación para intimidarnos, ya que toda Valencia pudo ver que fuimos protagonistas de una protesta democrática (similar pero mucho más educada que los escraches realizados por los caballeros y señoras de “Compromís” cuando estaban en la oposición). Tras intercambiar opiniones, han optado por marcharse al pedírsele al que iba de jefe su número de placa. La cosa no ha ido a más, pero el ambiente recordaba los mejores tiempos de la dictadura franquista.
Este año el nacionalsocialismo catalanista no nos ha permitido usar de nuestra libertad como pueblo, prohibiéndonos el acceso a la procesión cívica del 9 de Octubre en Valencia.
El alcalde Ribo se ha protegido de la fuerza pública más numerosa de los últimos años, como cualquier cacique bananero. No se ha acudido ni al Parterre, dado el ambiente tan desagradable que se respiraba. Ese es el triste resumen del debut de Ribó al frente del consistorio en la procesión cívica del Nou d´octubre. Provocador, arbitrario y protegido por las fuerzas de seguridad en lugar de por el afecto natural que los valencianos sienten hacia su símbolo más importante
En el balcón de nuestro círculo ha quedado como testimonio una gran Señera y una enorme bandera española que permanecerá hasta el lunes, día del Pilar y de la Hispanidad.