En mayo de 1986 se reconstituye la Comunión Tradicionalista Carlista en el congreso para la unidad del Carlismo celebrado en El Escorial, mediante la fusión de tres grupos políticos: Comunión Tradicionalista, Unión Carlista y Comunión Católico Monárquica. Hoy el Carlismo, formado por hombres y mujeres que quieren mantenerse firmes en su fe y coherentes con la tradición histórica de las Españas, se ofrece a través de la CTC como instrumento para la acción política en el siglo XXI.
1. ORIGEN DEL CARLISMO
En 1833 una minoría liberal, deslumbrada por las ideas de la Revolución Francesa, consigue el control del ejército y la administración en España. Al morir el rey Fernando VII se consuma la usurpación y el heredero legítimo, Carlos V, encabeza la sublevación popular.
El pueblo español se negaba a aceptar por las buenas la imposición injusta de medidas revolucionarias y extranjeras. El carlismo, como movimiento político tradicionalista, aglutinó a quienes sí veían necesaria una renovación, pero sin romper con la Tradición de las Españas. La fuerza del carlismo nacía de unir, en torno al rey legítimo, un ideario que se resume en el lema DIOS, PATRIA- FUEROS y REY. Los carlistas sabían que el triunfo de la revolución liberal iba a suponer:
- – la secularización de la vida política.
- – los abusos del capitalismo y el individualismo liberal.
- – la venta de España a los intereses extranjeros.
- – el centralismo.
- – la usurpación dinástica.
- – la militarización de la política… Por todo ello, al principio, el carlismo fue un movimiento de carácter defensivo. Se quería defender para renovar.
2. LAS GUERRAS CARLISTAS
Los carlistas se vieron obligados a empuñar las armas en una larga contienda de siete años. Después vendrían dos guerras más en el siglo XIX, y la heroica participación en la Cruzada de 1936-39. Casi sin medios, con más voluntarios que fusiles, los carlistas supieron crear ejércitos de la nada y poner en serios apuros a los gobiernos liberales. Pero, a pesar de todos los enormes sacrificios y heroísmos, el carlismo no llegó a triunfar militarmente. EL LIBERALISMO SE IMPUSO POR LA FUERZA.
3. EL CARLISMO EN TIEMPO DE PAZ
En tiempo de paz, el carlismo se esforzó por organizar una resistencia constructiva al régimen liberal. Así nacieron los círculos, la prensa, las organizaciones femeninas de “margaritas”, los sindicatos libres, el Movimiento Obrero Tradicionalista, las agrupaciones estudiantiles y otras iniciativas que articularon un verdadero pueblo carlista. Al mismo tiempo la obra de los pensadores, periodistas y políticos carlistas constituyó un amplio conjunto doctrinal único en toda Europa. Una doctrina que destaca por su actualidad y su coherencia con la Tradición española. El Carlismo no es una ideología artificial. Es un movimiento político flexible y realista. Esta tarea intelectual tiene su reflejo en la participación activa del carlismo en las nuevas instituciones políticas. Y es que, a pesar de los “pucherazos” y el sufragio censitario, los diputados carlistas dejaron oír su voz en el Parlamento siempre que fue posible.
4. LA DINASTÍA LEGÍTIMA DE ESPAÑA: CARLOS V, CARLOS VI, JUAN III, CARLOS VII, JAIME III y ALFONSO CARLOS I
La dinastía de los reyes legítimos que comienza con Carlos V, y la completan Carlos VI, Juan III, Carlos VII y Jaime III, se cierra con el último rey de Las Españas reconocido por todos los carlistas: Alfonso Carlos I. Los reyes, abanderados de la Tradición, fueron siempre el eje o soporte de todas las ideas políticas tradicionalistas. Perseguidos, en un destierro permanente, lo dieron todo por la Causa y son ejemplo de lealtad. El carlismo desea forjar una sociedad tradicional para que, algún día, sea posible una MONARQUíA TRADICIONAL.
5. LA CRISIS DEL CARLISMO
La Cruzada de 1936 significó un sorprendente resurgir de la causa carlista. Ganamos la guerra, pero perdimos la paz. La muerte de Alfonso Carlos I; la represión del régimen -con el cierre de círculos y prensa carlista-; los profundos cambios sociales; la crisis dinástica; las divisiones internas; etc, han hecho que el carlismo se enfrente a una de sus crisis más profundas. Hoy los carlistas tenemos el reto de hacer que el carlismo resurja renovado y joven. Dispuesto a seguir luchando por cosas que valen la pena. Alguno se preguntará: ¿ha merecido la pena tanto sacrificio? La respuesta es que Sí, que estos largos años de lucha son un granero inagotable de ejemplos admirables, y de una doctrina política inédita. Además, aunque el carlismo no haya alcanzado nunca un triunfo completo, al menos ha servido de freno a la revolución liberal, ha influído en el desarrollo de la política española, no se ha resignado nunca a la ruina de España. Y todavía sigue dispueso a dar la cara.
6. RECONSTITUCIÓN DE LA COMUNIÓN TRADICIONALISTA CARLISTA
En mayo de 1986, el CONGRESO PARA LA UNIDAD DEL CARLISMO, celebrado en EL ESCORIAL, dió como fruto la reconstitución de la COMUNIÓN TRADICIONALISTA CARLISTA (CTC). Una organización política que está haciendo posible el resurgir del carlismo cuando muchos lo daban por muerto. El carlismo, organizado en la CTC, se ofrece hoy como instrumento para la acción política. Una asociación política formada por hombres y mujeres que quieren ser coherentes con su fe y con la tradición histórica de Las Españas y del Carlismo. En la Comunión tienes tu sitio si quieres dar la cara ante los problemas de hoy. Igual que otros la dieron ante los problemas de ayer.
7. CARLISMO, ¿PARA QUÉ?
- Para dar un aire nuevo a la política. Gente con vocación de servicio, sentido común y honradez.
- Para devolver a las familias su protagonismo social.
- Para defender el derecho a la vida de todos, porque “Nada justifica la muerte de un inocente”.
- Para barrer abusos de poder y devolver la transparencia a la administración.
- Para mantener y perfeccionar la personalidad política regional dentro de la Patria común de las Españas.
- Para aplicar el principio de subsidiariedad a todos los niveles, desde el regional al municipal y familiar.
- Para abrir cauces de expresión social y reformar un sistema electoral partitocrático.
- Para promover el progreso económico de todos y la justicia social ayudando a quienes más lo necesitan.
- Para hacer posible una educación integral que potencie sanos valores morales entre la juventud.
Organización carlista
Junta de Gobierno:
- Presidente: Francisco Javier Garisoain Otero
- Presidentes honorarios: María Cuervo-Arango Cienfuegos-Jovellanos y Carlos Ibáñez Quintana
- Secretario General: Luis Gonzaga Palomar Morán
- Tesorero: José Borrego González
- Secretario de Organización: Luis Gonzaga Palomar Morán
- Secretario de Propaganda: José María Pérez Beltrán
- Secretario de Familia: Sancho Guindano Laborda
- Secretario de Juventud: José Gabriel Echevarría Alcaraz
Consejeros nacionales:
Javier Barraycoa Martínez, Carlos Ibáñez Estévez, Rafael Mir Mena, José Monzonís Pons, Javier Urcelay Alonso, Ana Fal-Conde Sánchez-Guardamino, Francisco Javier Vives Agurruza, José Alberto Echevarría García, José Antonio Gallego García, Evaristo Palomar Maldonado, Javier Zazu Lafuente, Gonzalo García Yangüela, Miguel Angel Bernáldez Gutiérrez, Blanca González de Aguilar García, Javier López Ureña, Coro Hernando de Larramendi Varela, José Miguel López Carmona, Juan Manuel Rodríguez González-Cordero, Angeles Barrau Lena.
Juntas regionales:
- Andalucía: Presidente Manuel Onrubia Baturone
- Castilla: Presidente Carlos Mª Pérez-Roldán y Suanzes-Carpegna
- Navarra: Presidente José Fermín Garralda Arizcun
- Mallorca: Presidente Guillermo Femenías.
- Valencia: Presidente Antonio Riera Pastor
- Vizcaya: Presidente Carlos Mirones
Delegados regionales
(En el resto de España, donde no existen todavía Juntas regionales, la Junta de Gobierno designa Delegados Regionales).
- Asturias: Javier Alvarez
- Cantabria: Carlos Riestra
- Galicia: Santiago Padín
- Guipúzcoa: Pedro de Carlos
- Murcia: Cristofer Pons
- La Rioja: Íñigo Castillejo