De nuevo la libertad de expresión
24.07.07. La aparición en la revista El Jueves de unas viñetas ofensivas para determinado matrimonio ha sido recibida por la sociedad española de diferente manera. El pueblo sano se ha indignado. El pueblo de mentalidad pervertida y los políticos (lo pervertidores) han salido en defensa de los autores, recurriendo a la consabida “libertad de expresión”.
Por nuestra parte reiteramos que la libertad no tiene un valor absoluto. Nosotros pensamos en una libertad para el bien. Por eso, en la expresión de las ideas, no admitimos la libertad para ofender gratuitamente a personas concretas o a colectivos. Nuestra postura en este caso es la misma que en el de las caricaturas de Mahoma: Es algo inadmisible.
Como no somos liberales no vamos a juzgar sobre el secuestro del número. Nuestra opinión es que el número no debería haber sido impreso. Los autores tenían que haber renunciado a ello, como renuncian a comer excrementos (al menos creemos que así lo hacen) aunque tengan libertad para ello.
Ese es el fallo de la Libertad con mayúscula; tal como la defienden los liberales. Al prescindir de toda norma moral superior, lleva a estos excesos, que acaban exigiendo la intervención de los jueces. Que acaban matando las libertades.
Aprovechamos la ocasión para exigir de los jueces el mismo celo cuando las extralimitaciones supongan insultos a nuestras creencias religiosas. En rigor deberíamos haber escrito a “las creencias religiosas”. Pero es que, en España, las únicas creencias que son ofendidas, una y otra vez, son las cristianas; las nuestras.
El hecho de que unos dibujantes satíricos se atrevan a publicar semejantes viñetas, demuestran que esperan una favorable acogida del público, lo que supone la existencia de una sociedad degenerada. Las viñetas quieren hacer burla de algo tan serio como es la relación matrimonial y el origen de la vida. Los autores del engendro no se han dado cuenta, o si se han dado no les ha importado, que han pretendido poner en ridículo a sus propios padres, que hicieron lo mismo para que ellos vinieran al mundo.
¿Quién puede quejarse de que existan semejantes dibujantes y de que haya una sociedad que acepte complacida tales aberraciones? ¿Qué vienen haciendo políticos y gobiernos desde hace treinta años, sino reducir el matrimonio a mera cópula animal, rebajar su dignidad al ponerlo al mismo nivel que las porquerías que practican los homosexuales, quitar valor a la vida engendrada al permitir suprimirla por el aborto? ¿Qué mano ha refrendado las inicuas e indecentes leyes que han corrompido a nuestra sociedad? Que piensen los ofendidos en este caso, que la ofensa no les ha llegado desde nuestras filas, sino desde las de nuestros contrarios. De los mismos que respetan la voluntad de Franco, manteniendo en el trono a quien dócilmente lo permite y avala con su firma. Al primero que tiene que pedir cuentas el agraviado es a su propio padre.
Esos son los pies de barro del gigante que vio el profeta Daniel. Trabajemos para preparar la llegada de la piedrecilla que los destruirá y provocará su ruina.
Carlos Ibáñez Quintana