La Comunión Tradicionalista ante la nueva ley del aborto

17.03.09. Ante la próxima aprobación de una nueva ley del aborto, la Comunión Tradicionalista Carlista (CTC) alerta de la complicidad de toda la clase política parlamentaria contra los no nacidos.
 

La nueva ley abortista de la Ministra Bibiana Aído quiere apuntalar legalmente la actual situación de aborto libre en España, de modo que sea considerado un derecho de la mujer, lo que ya ocurre tácitamente por parte de todas las organizaciones del Congreso.
 
Las reacciones de los partidos políticos con representación parlamentaria ante el proyecto de ley, lejos de discutir sobre el núcleo del problema, muestran un escenario en el que nadie defiende el derecho a la vida del nasciturus. La controversia parlamentaria gira únicamente en torno al “más aborto legal” de los partidos de izquierda y el “más aborto guardando las apariencias legales” de los partidos de derechas. De este modo, el Partido Popular no se opone a la modificación legal propuesta por el gobierno porque el aborto supone el asesinato de un ser humano, sino porque, en boca de sus dirigentes, consideran que la “actual ley es fruto del consenso y no es necesaria su modificación”. Recordemos que la actual ley defendida por los dirigentes populares es la causante de más de un millón de muertes desde el año 1985.
 
En contra de lo que se quiere hacer creer a los españoles, no hay dentro del actual régimen político resquicio alguno para la protección de la vida de los más inocentes. El sistema político actual se fundamenta en una idea falsa de libertad que destruye la posibilidad de legislar y actuar políticamente por el bien común y la defensa de los más débiles. Así, cuando desde partidos y organizaciones conservadores se pone el grito en el cielo porque la ley de Aído permite a una menor abortar sin el permiso paterno, se oculta falazmente que en regiones gobernadas por el Partido Popular, representante de esos sectores sociales, se expide gratuitamente la abortiva Píldora del Día Después entre menores sin el consentimiento de los padres. Del mismo modo, argumentan los mismos colectivos que la solución pasa por dar facilidades a las mujeres con problemas para que sigan adelante con sus embarazos, cuando en las comunidades regidas por los populares las ayudas económicas para familias numerosas y para nuevos nacimientos son ridículas, mientras las subvenciones para abortar alcanzan unas cifras escandalosas. En todo caso, la solución pasa por prohibir cualquier práctica abortiva y proteger explícitamente la vida de la persona desde su concepción.
 
La Comunión Tradicionalista denuncia la falsedad de quienes se arrogan la representación pública de los católicos, cuando están defendiendo unas concepciones y actuaciones políticas que atentan gravemente contra la Ley Divina, la Ley Natural y la persona, creada a imagen y semejanza de Dios. La consecuencia de dicha usurpación pública, bajo el débil barniz del “humanismo cristiano”, es participar activamente en el genocidio más aterrador que ha conocido la Historia. 
 

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