Proclamarse y no serlo. Carta abierta a D. Antonio Miguel Carmona.

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25 de abril de 2010. El pasado jueves, ocho de abril,  en la emisión de “El Gato al Agua”, negó Vd. al PP su condición de partido democrático, o al menos le aplicó una rebaja, alegando que había sido fundado por siete ex-ministros de Franco.
Según dicen sus defensores (que sea verdad es otra cosa), la democracia supone igualdad. Vd. considera a los antiguos franquistas como menos demócratas y les niega el derecho de recurrir a los tribunales. Sin Vd. quererlo, le salió ese fondo antidemocrático que yace en los socialistas que se ha manifestado en toda ocasión durante los 130 años de honradez. Ya fuera cuando en 1931 los de Eibar asesinaban en Vergara a Miguel Arámburu, en 1932 intentaban asaltar el Círculo Tradicionalista de Bilbao, en octubre de 1934 se sublevaban en Asturias o el primero de mayo de 1936 los de Mondragón arrasaban el “batzoki” nacionalista de Oñate.
Entraré pronto en los ochenta. Puedo decirle que durante el franquismo, los partidarios de la democracia me aseguraban que con ella conviviríamos todos sin ningún problema. Franquistas y no franquistas, rojos de ayer y nacionales,. Sin ninguna ventaja para unos u otros. Y ahora, a los cuarenta años, viene Vd. descalificando a los del PP por antiguos franquistas y negándoles legitimidad para iniciar una acción legal contra el Juez Garzón. Estoy convencido que, en su fuero interno, Vd. se considera de más calidad democrática que los del PP. Pues es achaque común a todos los socialistas que conozco. Y se comporta de forma no democrática. Si los más demócratas, que son Vds., son malos demócratas, ese es uno de los motivos que me impiden ser demócrata.
Le replicó a Vd., acertadamente, el Sr. García Serrano, que aquellos siete ministros fueron los que trajeron la democracia. Y es que la democracia actual no hubiera sido posible sin la victoria nacional en 1939. Un triunfo de los contrarios habría dado lugar a un régimen como el de Cuba.
La victoria nacional libró  del comunismo a España. Fue inevitable una dictadura como transición a una situación normal. Una dictadura que se prolongó demasiado y terminó colocándonos a un rey. ¿No fue así? No se puede negar que D. Juan Carlos es el sucesor de Franco.
Por iniciativa de D. Juan Carlos tenemos el actual sistema. De modo que todos los partidos que participan del mismo heredan algo de Franco. También el PSOE. Paradójicamente, quienes no hemos heredado nada del mismo somos los carlistas. Después de haber luchado a su lado en la guerra. Nos manifestamos contrarios al nombramiento de D. Juan Carlos como sucesor. Porque veíamos la democracia que nos esperaba. No tenemos nada que ver con la situación actual, pues no lo tuvimos con su Padre (padre sí, aunque el hijo le saliera “rana”),  al que Vds. atribuyen toda clase de maldades olvidando las mucho mayores de sus precursores en aquellos años.
Si para los católicos ser santo es ardua tarea, para los demócratas ser demócratas es imposible. A una persona cultivada como Vd. se le escapan manifestaciones antidemocráticas como la que comento  ¿qué vamos a esperar de las masas de bajo nivel cultural? Resultará lo de ayer durante la República y la Guerra y lo de ahora con actos como el de la Facultad de Medicina de Madrid.