10/10/16 Entrevista a Javier Garisoain, Secretario General de la Comunión Tradicionalista Carlista
lunes 10 de octubre del 2016
A continuación os ofrecemos una entrevista al Secretario General de la Comunión Tradicionalista Carlista, Javier Garisoain, realizada y publicada por el medio digital vasco IKUSLE.
ENTREVISTA. Javier Garisoain (CTC): “Montejurra fue una operación de las cloacas para apartar al carlismo de la vida política”
XABI OLASKOAGA – 09/10/2016
Javier Garisoain es, además de navarro y librero, carlista. Aunque para muchos el carlismo sea un movimiento político asociado con el pasado, la realidad es que todavía existen vascos y navarros que suspiran porque “venga el rey de España a la corte de Madrid” y que exista en el Estado un “gobierno justo, que respete los fueros de las regiones y de toda la sociedad”.
Ikusle: ¿Qué ha supuesto el carlismo en la historia política del País Vasco y Navarra?
Javier Garisoain: El carlismo es un movimiento político propio de toda España, de todas Las Españas como nos gusta decir en plural, pero en Álava, Gipuzkoa, Bizkaia y Navarra ha tenido históricamente mucha fuerza, posiblemente porque la pervivencia de instituciones forales hizo más difícil que estas fueran controladas por las camarillas liberales. Dejando aparte interpretaciones mitológicas o prehistóricas lo cierto es que la primera y única vez en la historia en la que Álava, Gipuzkoa, Bizkaia y Navarra han constituido ellas solas un Estado independiente ha sido durante algunos años de las guerras carlistas. Pero este hecho no se puede manipular. No formaron ese Estado para mirarse el ombligo sino como un paso previo para la reconquista de toda España.
¿Qué supone esa reconquista de toda España por parte del carlismo?
El carlismo es un movimiento monárquico, defensor del rey legítimo frente a los usurpadores liberales. Su objetivo práctico a lo largo de todo el siglo XIX fue simplemente, como dice el himno de Oriamendi: “Que venga el rey de España a la corte de Madrid”. Cuando digo reconquista no pienso en términos de conquista del estado, al estilo de los partidos políticos del sistema, sino en propiciar que haya un gobierno justo para toda España, un gobierno que respete entre otras cosas los fueros de las regiones y de toda la sociedad.
¿Qué importancia tiene el carlismo en la creación de UPN y del PNV? Hay quien vincula el nacimiento de ambas formaciones o encuentra antecedentes del carlismo en las mismas…
El carlismo es un movimiento político que requiere del equilibrio entre las tres partes de su ideario. Si sacas de quicio el lema de Dios caes en el integrismo. Si exageras el de patria y fueros puedes caer en el nacionalismo, tanto el centralista como el separatista. Y si exageras la idea de rey se podría terminar en un autoritarismo. Lo mejor del carlismo es ese equilibrio. Las personas que abandonan el carlismo suelen terminar en alguno de esos extremos porque exageran algo y hacen reduccionismos. Por ello, el PNV no viene del carlismo, no es una consecuencia lógica ni fruto de un desarrollo del pensamiento carlista. En su origen es una mezcla de integrismo y de ideología alemana. En cuanto a UPN es, simplemente, un instrumento de participación conservador-liberal dentro del sistema partitocrático actual. Algunos de sus fundadores eran ex-carlistas pero ¿en qué partido político no entró algún ex-carlista en los años de la Transición?
Aprovechando que la mencionas, hablemos de la Transición. ¿Cómo y por qué se produce la división del carlismo entre la Comunión Tradicionalista Carlista y el Partido Carlista de Euskal Herria?
En los años 60, el carlismo necesitaba posiblemente una puesta al día en sus formas, en su lenguaje, para llegar mejor a la gente. Pero una cosa es actualizar su imagen y otra muy distinta darle la vuelta a su Ideario. El carlismo a lo largo de su historia ha tenido muchas tentaciones para dejarse arrastrar por las modas del momento. En el siglo XIX hubo una tentación romántica, luego vino la integrista, en los años 30 la tentación fue el totalitarismo que entonces se presentaba como lo más moderno y futurista. La tentación en la que cayeron los huguistas, y de la que se fueron descolgando al final casi todos los carlistas, fue la de hacer del carlismo un partido puramente social, ideologizado y abducido por la fuerza de las corrientes izquierdistas. La Comunión Tradicionalista Carlista se reconstituyó en 1986, para recoger los restos del naufragio y volver al carlismo de siempre, el de Dios, patria, fueros y rey.
Uno de los momentos más polémicos del carlismo fue los sucesos de Montejurra en 1976. Lo que allí sucedió sigue siendo, en gran medida, una incógnita, con la participación de partidos de izquierda y comunistas, ultraderechistas italianos, franquistas, guerrilleros de Cristo Rey, falangistas… ¿Qué pasó realmente en Montejurra?
Es posible que nunca lleguen a saberse todos los detalles pero con lo que sabemos hoy podemos afirmar que aquello fue una operación de guerra sucia, de lo que se dice las cloacas del estado, con el objetivo de apartar al carlismo de la vida política española. Y el objetivo, que se consiguió en gran medida, consistía en apartar a todos los carlistas con independencia de las disputas de fondo que en aquel momento se estaban produciendo entre unas y otras tendencias.
¿Cuál es la situación actual del carlismo en el País Vasco y Navarra?
El carlismo es, en general, muy respetado como movimiento histórico, porque su historia está llena de vidas ejemplares, de gente coherente, sencilla, creyente, idealista, que participaba en las luchas políticas por pura convicción y sin afán de protagonismo o de lucro. Las organizaciones políticas carlistas son muy débiles y minoritarias, apenas han tenido actividad electoral. Sin embargo en política el simple mantenimiento de unas ideas puede dar lugar a rebrotes importantes. Estos pequeños núcleos carlistas dan frutos e influyen todavía más de lo que pudiera parecer a simple vista.