Consagración de la Comunión Tradicionalista Carlista en Barcelona
INTRODUCCIÓN
La Santísima Virgen María, en su aparición en Fátima del 13 de junio de 1917 afirmó que Jesús quería establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María. En la siguiente aparición del 13 de julio anunció que “para impedirla, (la I Guerra Mundial) vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas. Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz”.
En 1929 en Tui se apareció de nuevo a Lucía avisándole que: “Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre que haga en unión con todos los Obispos del mundo la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón prometiendo salvarla por este medio”. Esta consagración no se realizó en los términos precisos que la Virgen lo solicitó y sólo muy tardíamente se hizo una consagración con una fórmula que no acababa totalmente de cumplir los requisitos que exigía la Virgen. De ahí que lo prometido por la Virgen no se alcanzara. Por el contrario, Portugal se consagró en 1931 al Inmaculado Corazón de María y los bienes que se sucedieron fueron patentes. Estaba al borde de una guerra civil como la española y se libró de ella, así como de la II Guerra Mundial.
La Consagración al Inmaculado Corazón de María se puede realizar personalmente o bien se pueden consagrar las familias, grupos y comunidades políticas. De ahí que la Comunión Tradicionalista Carlista haya decidido en esta visita a la sede de la Adoración Nocturna Femenina de Barcelona de la Virgen Peregrina de Fátima, consagrarse al Inmaculado Corazón de María, y con ella a las Españas todas. Retoma así la Comunión Tradicionalista Carlista el mandato del rey Alfonso Carlos I de consagrar anualmente la dinastía legítima y las Españas al Sagrado Corazón de Jesús en el Templo expiatorio Nacional de España del Tibidabo; un mandato que fue retomado décadas después por la Regencia Nacional Carlista de Estella, ampliando esta consagración al del Inmaculado Corazón de María.
La dilación de la petición de la Virgen de Fátima de la Consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón, es incomprensible a los ojos humanos. Y sólo podemos aceptar una misteriosa Providencia que se nos escapa. En revelación particular a la hermana Lucía, el mismo Jesús –en el verano de 19131, en Rianjo (Pontevedra) durante una estancia por enfermedad- le transmitió una advertencia.
Nuestro Señor se quejó a la Hermana Lucía por la tardanza de Sus ministros, quienes demoraban la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María (en otra aparición particular de 1929, dos años y dos meses antes, ya reclamaba la consagración que había solicitado su Santísima Madre en Fátima). La Hermana Lucía informó a su obispo la importante revelación:
Señor Obispo: mi confesor me manda que participe a V. Ex.cia lo que hace poco ocurrió entre mí y Nuestro Buen Dios: pidiendo a Dios la conversión de Rusia, de España y Portugal, me pareció que su Divina Majestad me dijo:
‘Me consuelas mucho pidiéndome la conversión de esas pobres naciones. Pídelo también a mi Madre, diciendo muchas veces: Dulce Corazón de María, sed la salvación de Rusia, de España y de Portugal, de Europa y del mundo entero.
‘Y otras veces: por vuestra pura e Inmaculada Concepción, oh María, alcanzadme la conversión de Rusia, de España, de Portugal, de Europa y del mundo entero.
‘Participa a Mis ministros que, en vista de que siguen el ejemplo del Rey de Francia, en la dilación de la ejecución de mi petición, también lo han de seguir en la aflicción. Nunca será tarde para recurrir a Jesús y a María.’
En otro texto ella escribió,
Mas tarde, por medio de una comunicación íntima, Nuestro Señor me dijo, quejándose:
‘-No han querido atender Mi petición… Al igual que el Rey de Francia se arrepentirán, y la harán, pero ya será tarde. Rusia habrá ya esparcido sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia. El Santo Padre tendrá que sufrir mucho!’
Nuestro Señor estaba haciendo aquí una referencia explícita a los pedidos del Sagrado Corazón hechos el 17 de junio de 1689 al Rey de Francia, por intermedio de Santa Margarita María de Alacoque. Como resultado del rechazo del Rey Luis XIV -al igual que del rechazo tanto de su hijo como de su nieto, los reyes Luis XV y Luis XVI- a consagrar públicamente Francia al Sagrado Corazón de Jesús, como fue pedido por el Cielo por intermedio de un reconocido santo francés de aquel tiempo, la Contra-Iglesia, protestante y masónica, llevó a cabo el gran alzamiento de la Revolución Francesa.
El 17 de junio de 1789, (Fiesta del Sagrado Corazón) exactamente a cien años del día en que Santa Margarita María había escrito el gran designio del Cielo para el Rey, se alzó el Tercer Estado y se proclamó una Asamblea Nacional, despojando al Rey Luis XVI de su poder legislativo. El 21 de enero de 1793, Francia, ingrata y rebelde contra su Dios, se atrevió a decapitar a su Rey cristiano.
Cumpliéndose los cien años de las apariciones de Fátima e incomprensiblemente no realizada la petición explícita de la Santísima Virgen, sólo podemos consagrar nuestros ámbitos personales, familiares y sociales bajo los que tenemos responsabilidades.
CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA DE LA COMUNIÓN TRADICIONALISTA CARLISTA Y DE LAS ESPAÑAS AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
¡Oh Reina del Santísimo Rosario, auxilio de los cristianos, refugio del género humano, vencedora de todas las batallas de Dios! Ante vuestro Trono nos postramos suplicantes, seguros de impetrar misericordia y de alcanzar gracia y oportuno auxilio y defensa en las presentes calamidades, no por nuestros méritos, sino únicamente por la inmensa bondad y misericordia de vuestro maternal Corazón.
En esta hora trágica de la historia humana, a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, nos entregamos y nos consagramos los miembros de la Comunión Tradicionalista Carlista, a nuestras familias y a todos aquellos que buscan en la Tradición refugio ante los errores y perversas consecuencias del modernismo triunfante en el Mundo. Con nosotros, el pueblo carlista, último resto de la legitimidad de la dinastía católica española, te consagramos nuestra Patria, especialmente en estos momentos en los que tantos peligros y males acechan.
Hacemos partícipe de esta consagración a la Santa Iglesia, en cuanto que somos miembros del Cuerpo Místico de vuestro Hijo. Una Iglesia que sufre y sangra en tantas partes y de tantos modos, atribulada por sus enemigos externos y por el humo de Satanás que en ella ha penetrado. También, como parte del género humano, los aquí presentes consagramos a tu Inmaculado corazón a todo el Orbe dilacerado por discordias, abrasado en un incendio de odio, víctima de sus propias iniquidades y proclamando temerariamente a los cuatro vientos su apostasía bajo la expresión del non serviam.
Os suplicamos Santísima Madre de Dios y Madre nuestra que os conmuevan tantas ruinas materiales y morales en las naciones, tantos dolores, tantas angustias de padres y madres, de esposos, de hermanos, de niños inocentes. Salvaguardad con vuestra Misericordia tantos matrimonios en peligro; evitad la insaciable sed de sangre de víctimas inocentes que el Demonio reclama y que el aborto masivo le concede; frenad la mano justa del Padre ante aquellos pecados que según la Biblia “claman al cielo” y que hoy se han extendido por toda la Tierra. Cuidad maternalmente tantas almas torturadas y agonizantes, tantas en peligro de perderse eternamente y tantas desesperadas de su salvación.
Vos, oh Madre de Misericordia, impetradnos de Dios la Paz; y, ante todo, las gracias que pueden convertir según vuestro deseo los humanos corazones, las gracias que preparan, concilian y aseguran la verdadera Paz. Reina de la Paz, rogad por nosotros y dad al mundo, en la justicia, en la caridad de Cristo, la paz a las naciones y la paz a las almas, para que en la tranquilidad del orden se dilate el reino de Dios.
Conceded vuestra maternal dedicación a los incrédulos, herejes, infieles y al Pueblo escogido que aún no ha reconocido a realeza de vuestro Hijo; y a cuantos yacen aún en las sombras de la muerte; haced que brille para ellos el sol de la verdad y puedan repetir con nosotros ante el único Salvador del mundo: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
Dad la paz a los pueblos separados por el error o la discordia, especialmente a aquellos como el nuestro que os han profesado singular devoción y en los cuales no había casa donde no se hallase honrada vuestra venerada imagen y la del Sagrado Corazón de vuestro Hijo, y haced que retornen al único redil de Cristo bajo el único verdadero Pastor.
Obtened paz y libertad completa para la Iglesia Santa de Dios; contened el diluvio inundante del neopaganismo, del hedonismo, del nihilismo, de las supersticiones e incluso del satanismo tan extendidos; Fomentad en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico.
Finalmente, así como fueron consagrados al Corazón de vuestro Hijo Jesús la Iglesia y todo el género humano, así como muchas naciones, para que, puestas en Él todas las esperanzas, fuese para ellos señal y prenda de victoria y de salvación; de igual manera, oh Madre nuestra y Reina del Mundo, también nos consagramos para siempre a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, para que vuestro amor y patrocinio aceleren el triunfo del Reino de Dios, especialmente con más predilección en las Españas; y que todas las gentes, pacificadas entre sí y con Dios, os proclamen bienaventurada y entonen con Vos, de un extremo a otro de la tierra, el eterno Magníficat de gloria, de amor, de reconocimiento al Justo Corazón de José, vuestro amantísimo esposo y protector de la Iglesia y al Corazón de Jesús, en sólo el cual se puede hallar el Camino, la Verdad y la Vida.
INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA SED NUESTRA SALVACIÓN
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, REINAD EN ESPAÑA