Nota de prensa de la Comunión Tradicionalista Carlista ante el desorden inmigratorio

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(29/9/24. NOTA DE PRENSA) – España siempre ha sido un país de emigrantes. Las familias españolas conocemos por propia experiencia el sufrimiento que conlleva y los problemas que supone. Ahora estamos padeciendo el otro lado del fenómeno y tenemos motivos de alarma. La preocupación por las consecuencias del desorden en las políticas migratorias y de fronteras crece día a día en España y en toda Europa. El CIS acaba de confirmar que la inmigración ya es percibida como nuestro principal problema. Con razón.

Necesidad imperiosa de ordenar la emigración.

En este asunto, como en todos los grandes problemas de la política nacional los gobiernos-títere que padecemos mantienen una política errática que fomenta el desorden y el despilfarro. El sistema partitocrático demuestra día a día que no quiere servir al bien común de los españoles sino a intereses ajenos, a agendas ideológicas o económicas que desprecian nuestra identidad, nuestra tradición y nuestra independencia.

Una cosa es la política humanitaria o la solidaridad con los refugiados o con aquellos que simplemente desean mejorar su vida, y otra muy diferente es fomentar el caos migratorio con el efecto llamada, el fraude de los menores no acompañados, las regularizaciones masivas indiscriminadas, las políticas penitenciarias buenistas o el dispendio de recursos que muchas veces acaban en manos de mafias y chiringuitos irresponsables.

El gravísimo problema de la inmigración musulmana.

Es preciso decir la verdad: no todos los inmigrantes son iguales. Los problemas puntuales que siempre acarrea una oleada migratoria se agravan cuando los que llegan pertenecen a grupos inasimilables o imposibles de integrar pacíficamente en la sociedad. El dogma liberal del régimen constitucional desprecia la dimensión religiosa como si fuera un asunto menor restringido a la conciencia personal de cada individuo. Por el contrario, la realidad demuestra que religión y creencias configuran la vida entera de las familias y los pueblos. Es absurdo atraer o fomentar una inmigración magrebí de religión musulmana pensando que esas personas podrán integrarse sin problema en la sociedad española. No lo están haciendo y no lo harán. La inmigración musulmana, tal como se está viendo en toda Europa, está haciendo irreconocibles muchos de nuestros barrios y pueblos, tiende a concentrarse en guetos y, lo que es peor, en torno a mezquitas en las que se predica con frecuencia la versión más radical del Islam.

Por todo ello, los carlistas hacemos un llamamiento a todos los españoles para que presionen a los políticos en la adopción de algunas medidas básicas:

  1. Restablecer el orden en las fronteras para acabar con la inmigración ilegal.
  2. Fomentar de una vez por todas políticas de apoyo a la familia y la natalidad de los españoles.
  3. Establecer con urgencia planes de seguridad ciudadana dirigidos por profesionales policiales.
  4. Ejercer la solidaridad con los países en origen, paliando las causas que provocan la emigración.
  5. Establecer cupos de emigración por países, priorizando la de países hispanos o cristianos.
  6. Vigilar y clausurar las mezquitas y centros de adoctrinamiento islamista.

Comisión Permanente de la Junta de Gobierno de la
Comunión Tradicionalista Carlista

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