Aplec carlista de Montserrat 2005
27.09.2005. El pasado Domingo día 25 se celebró, con toda solemnidad, el Aplec de Monserrat 2005. Partió un autobús a las 9:15 de la mañana de la C/ Pau Clarís de la Ciudad Condal, además de varios vehículos particulares hacia el Mausoleo del Tercio de Requetés Nuestra Señora de Monserrat, donde se celebraría el acto en conmemoración de nuestros correligionarios muertos por Dios y por España en la Cruzada del 36.
Llegados sobre las 10’30 h., hubo desayunos, ánimo, alegría, saludos, guitarras, etc., hasta el momento de la Celebración de la Santa Misa por las almas de los Requetés. Pudimos ver cómo el monumento de bronce del requeté, que había sido profanado y cubierto de pintura roja, estaba ya limpio para ese día y lucía enhiesto y hermoso como siempre. La Santa Misa dio comienzo a las 12’30 h. celebrada por el P. Cano, el cual hizo una hermosísima homilía acerca del Tercio, su sacrificio, y el momento político actual, así como la obligación de la CTC de luchar a favor de Dios y España, como antaño. Presidió la ceremonia la Presidenta de la CTC D.ª María Cuervo-Arango Cienfuegos-Jovellanos, así como el Consejero Nacional Don Juan Carlos García Polavieja.
Todo el Mausoleo estaba lleno de carlistas, entre los que destacaban más de una treintena de jóvenes y niños de los Campamentos Cruz de Borgoña, así como carros con bebés luciendo ya su boina roja. Finalizada la Misa, el Padre Cano rezó el responso ante la estatua del Requeté y, a continuación, el representante de la Junta Carlista del Reino de Valencia, Federico Ferrando Roda, dirigió a los presentes unas palabras de emoción y recuerdo a los requetés, haciendo hincapié en que actualmente nuestra lucha no es con los fusiles, pero sí con la palabra. Habló del Hermanamiento entre el Principado y los Reinos de Valencia y Mallorca por encima de cuestiones que los políticos han conseguido desunir. Se cantó el “Virolai” y el “Oriamendi”. Comida de hermandad y al autobús que llovía fuerte. A Barcelona. Y a casa con el espíritu renovado y la ilusión a flor de piel.