Manifestación en defensa del matrimonio y la familia 2005. Presencia de la CTC
23.06.2005. De extraordinaria puede calificarse la presencia carlista el pasado 18 de junio en la manifestación convocada en Madrid por el Foro Español de la Familia en defensa del matrimonio y la familia, y no sólo naturales, sino cristianos, según nuestro sentir y el de la práctica totalidad de los manifestantes. Probablemente habría miles de corazones carlistas en la manifestación, vinculados o no a la militancia política.
Secundando la llamada de la Comunión Tradicionalista Carlista, que no se adhirió a la manifestación por el carácter aconfesional y apolítico que le quisieron imprimir sus organizadores, los Círculos Aparisi y Guijarro de Valencia, el de Sevilla, con Cruz de Borgoña, y nuestros amigos del Foro Santo Tomás Moro (www.tomasmoro.org) acuden con tres grandes pancartas flanqueadas por cruces de San Andrés y boinas rojas que la concurrencia saluda con alborozo y entusiasmo. El colorido rojigualda se entremezcla con una extraordinaria abundancia de carteles y pancartas reivindicativas del más variado signo. La curiosidad y la sonrisa espontáneas iluminan los rostros de los presentes cuando ven llegar al grupo de boinas rojas con las cruces de San Andrés y las pancartas a hombros. No da tiempo ni a dejar el equipo y los viandantes ya nos paran para hacer los comentarios de costumbre:
“-¿Vosotros de dónde sois?”
“-¿Sois requetés?”
“-¿Sois navarros?”
Un niño de tres años dice que quiere una boina, ante la sonrisa complacida de su padre. Un sacerdote, con toda naturalidad, se dirige hacia nosotros y nos pregunta por un conocido correligionario, ante nuestra sorpresa por la confianza espontánea y sin preámbulos que provocan en los presentes las boinas rojas. Los carlistas se dividen en varios grupos, con las Cruces de Borgoña en alto y portando sus respectivas pancartas. Valencianos, sevillanos y nuestros amigos del Foro Santo Tomás Moro las colocan estratégica y sucesivamente a lo largo de la marea humana que colapsa la Calle de Alcalá. Las camisetas preparadas por los responsables del Foro Santo Tomás Moro, con el lema: “¡Despierta, España! Siempre cristiana. Nada sin Dios”, sobre bandera de España con Sagrado Corazón son aplaudidas con entusiasmo por los presentes. Muchos carlistas llevan colgadas del cuello pancartas con grandes y llamativos detentes.
El Partido Popular y las diversas asociaciones de inspiración democristiana que convocaban la manifestación (Asociación de Familias Numerosas, HazteOir, etc.) intentaron en todo momento separar las características esenciales del matrimonio -la complementariedad, el servicio a los hijos y la indisolubilidad- de su entraña cristiana, pero los manifestantes reconocen en las consignas y los símbolos esgrimidos entusiastamente por nuestros correligionarios en todo momento la defensa auténtica y la reivindicación verdadera del matrimonio y la familia. Las pancartas de mano portadas por los nuestros son saludadas con signos de aprobación y aparecen en divesos medios informativos, como Telemadrid, Popular TV, TV3: “Ley natural y cristiana”, “No a la dictadura contra natura”, “De la homo-unión no cabe regulación”, “Contra la laicista imposición, cristiana movilización”, “¡España, vuelve a tus raíces!”, etc.
Bien visible desde cualquier lugar, la pancarta elaborada por nuestros correligionarios sevillanos, con un esfuerzo que merece todo el reconocimiento, se alza atrayendo todas las miradas sobre sí. Sobre lona rojigualda y con la Cruz de San Andrés en el flanco, un expresivo “Nada sin Dios” da la vuelta a todos los informativos de televisión y periódicos nacionales y regionales y aparece incluso en “Il Corriere della Sera” y con referencias en “Le Salon Beige”, de Bélgica. La pancarta de nuestros correligionarios valencianos, que reza “Verge dels Desamparats. Ampara a la familia”, aglutina tras de sí a numerosa y espontánea concurrencia.
Los gritos de ¡Viva España Católica! son coreados por todos los que nos rodean a pleno pulmón y con amplia sonrisa. Solícitas margaritas reparten octavillas con detentes prendidos que son acogidas con visibles muestras de agradecimiento por los manifestantes.
Contrasta sobremanera la voluntad de los organizadores de despojar a la marcha de todo signo cristiano y de plegarse a las amenazas del Sr. Fiscal General del Estado -que advirtió en los días previos a la manifestación que vigilaría la exhibición de pancartas ofensivas o discriminatorias- e insistiendo machaconamente en el carácter meramente natural de la reivindicación, con el espontáneo sentimiento confesional de la inmensa mayoría de los asistentes, que blandían con orgullo Vírgenes, Sagradas Familias e invocaciones sin complejos a Dios y la Religión, y con la desafiante presencia de pancartas con mensajes claros y directos, incluidas oportunas reprensiones al PP que eran aprobadas por buena parte de los presentes.
La marcha transcurre con mucha lentitud. Divisamos a un boina roja contemplando la marcha desde un balcón del Casino de Madrid y le saludamos efusivamente con nuestras banderas. Un poco más adelante, un hombre se fija en nosotros desde la acera y nos dedica una sonora salva de aplausos. Un cámara de televisión nos pide que despleguemos nuestra pancarta para filmarla unos instantes. Tras dos horas largas de recorrido, llegamos a la Puerta del Sol, donde los organizadores han preparado una pintoresca actuación. Desde nuestra posición de privilegio, contemplamos cómo la concurrencia desvía su atención de la misma para contemplar la entrada de la pancarta de nuestros amigos sevillanos y el llamativo colorido del ondear de casi una veintena de banderas con la Cruz de San Andrés, que ocupan la Puerta del Sol por completo. Una brisa de aire fresco pasó el sábado 18 por la capital del Reino.