¿Hasta cuándo con el mal menor (I y II)?
No desvelamos ningún secreto a nuestros lectores si decimos que el Partido Popular viene teniendo secuestrado el voto de los católicos. Por el cuento del mal menor, que ya es sesquicentenario en España, los que no votamos por dicho partido somos increpados por hermanos nuestros en la Fe, que a nuestras razones para negarles el voto siempre nos replican: ¿No veis que si os abstenéis dais el triunfo al PSOE y es peor?
Copiamos a Eulogio López:
“La vida la han fastidiado por igual el PP y el PSOE. Éste introdujo el aborto, pero aquel inició la masacre de embriones y potenció en España el aborto químico, con la píldora abortiva y la postcoital.
Lo copiamos porque es verdad.
El mismo autor nos remite a la encíclica “Sacramentum Charitatis” del Papa actual para recordarnos que nos encarece a los católicos tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. ESTOS VALORES NO SON NEGOCIABLES.
Votar a favor de los candidatos que defiendan esos cuatro valores no negociables es un deber de todo católico. Y también es deber no votar a favor de quien conculque alguno de esos valores, como viene haciendo el Partido Popular.
En tal situación mi deber de católico es negar el voto al Partido Popular. Infringe uno de esos principios que la alta autoridad de Benedicto XVI nos dice que son intocables.
Por eso veo que el mismo Dios, por boca de su representante en la Tierra, me prohíbe votar por los partidos que no mantengan dichos principios. Me prohíbe votar por el PP.
Que no nos vengan los partidarios del mal menor con consideraciones de los males que se derivarían de un triunfo del PSOE. Mi primer deber es dar testimonio de mi Fe acatando la voluntad de Dios. No me corresponde evaluar las consecuencias de esa obediencia. Obedecer sin dudar y dejar lo demás en manos de Dios. El mismo Dios que nos exige obedecer dirigirá las acciones del los hombres de la manera más conveniente a su gloria.
¡Señor de los Ejércitos, dichoso el hombre que confía en ti! (Salmo 83)
¡Basta ya de males menores! Con ese cuento se viene llevando el voto de los católicos a partidos conservadores que lo que conservan son los avances de la Revolución.
Carlos Ibáñez Quintana (19/12/07)
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¿HASTA CUÁNDO CON EL MAL MENOR? (II)
No desvelamos ningún secreto a nuestros lectores si decimos que el Partido Popular viene teniendo secuestrado el voto de los católicos. Por el cuento del mal menor, que ya es sesquicentenario en España, los que no votamos por dicho partido somos increpados por hermanos nuestros en la Fe, que a nuestras razones para negarles el voto siempre nos replican: ¿No veis que si os abstenéis dais el triunfo al PSOE y es peor?
Copiamos a Eulogio López:
“La vida la han fastidiado por igual el PP y el PSOE. Éste introdujo el aborto, pero aquel inició la masacre de embriones y potenció en España el aborto químico, con la píldora abortiva y la postcoital.
Lo copiamos porque es verdad.
El mismo autor nos remite a la encíclica “Sacramentum Caritatis” del Papa actual para recordarnos que nos encarece a los católicos tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. ESTOS VALORES NO SON NEGOCIABLES.
Votar a favor de los candidatos que defiendan esos cuatro valores no negociables es un deber de todo católico. Y también es deber no votar a favor de quien conculque alguno de esos valores, como viene haciendo el Partido Popular.
En tal situación mi deber de católico es negar el voto al Partido Popular. Infringe uno de esos principios que la alta autoridad de Benedicto XVI nos dice que son intocables.
Por eso veo que el mismo Dios, por boca de su representante en la Tierra, me prohíbe votar por los partidos que no mantengan dichos principios. Me prohíbe votar por el PP.
Que no nos vengan los partidarios del mal menor con consideraciones de los males que se derivarían de un triunfo del PSOE. Mi primer deber es dar testimonio de mi Fe acatando la voluntad de Dios. No me corresponde evaluar las consecuencias de esa obediencia. Obedecer sin dudar y dejar lo demás en manos de Dios. El mismo Dios que nos exige obedecer dirigirá las acciones del los hombres de la manera más conveniente a su gloria.
¡Señor de los Ejércitos, dichoso el hombre que confía en ti! (Salmo 83)
¡Basta ya de males menores! Con ese cuento se viene llevando el voto de los católicos a partidos conservadores que lo que conservan son los avances de la Revolución.
Carlos Ibáñez Quintana (04/01/08)