Entrevista con Barraycosa: “el nacionalismo no soporta el análisis histórico”

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Entrevista con Barraycoa: “el nacionalismo no soporta el análisis histórico”
By dolçaCatalunya on 10 noviembre, 2013 • ( 3 )

Barcelona fue la primera capital de España.

Publicamos en primicia una entrevista con Javier Barraycoa, profesor de la Universidad Abat Oliba y autor de libro Cataluña Hispana (LibrosLibres, 2013). El libro, una baño refrescante y ameno de historia, se puede comprar en El Corte Inglés o en su librería habitual. Compre al menos dos ejemplares, porque deseará regalarlo estas Navidades.

-En estos momentos que Cataluña está en boca de todos los españoles, ¿qué sentido tiene sacar un libro con este título tan paradójico?

Nada de paradójico, en Cataluña podemos descubrir de una forma excepcional y hermosa la esencia de la Hispanidad. La catatalanidad ha sido una concreción, entre otras tantas como la castellana o la euskera, del espíritu de la Hispanidad.

-Los nacionalistas no estarán muy de acuerdo …

No crea. Los primeros catalanistas, paradójicamente, fueron los grandes apologistas de la Hispanidad. Ellos defendían el concepto de Hispanidad y rechazaban que Castilla lo hubiera monopolizado. Por eso entre los primeros teóricos del catalanismo encontramos muchos “hispanistas” que incluso defendían la unidad de España y Portugal. Lo malo es que los nacionalistas actuales tienen un desconocimiento absoluto incluso de los orígenes doctrinales del catalanismo.

-Ponga un ejemplo de este desconocimiento …

Por ejemplo, nadie quiere acordarse de que –considerando como la primera Hispanidad al reino visigodo- la primera capital de ese reino fue Barcelona, donde Ataúlfo instaló su Corte, huyendo de las Galias.

-¿O sea que la primera capital de España fue Barcelona?

Si, mucho antes que Toledo, eso ocurría en el siglo V;  mientras que el primer registro escrito de Madrid lo tenemos desde el siglo IX.

-Vaya, vuelve a provocar como en su anterior libro Historias ocultadas del nacionalismo catalán, por el que le han calificado algunos nacionalistas como “Barraycoa el intoxicador” …

Sí, así me han definido algunos “pensadores” catalanistas. El nacionalismo no soporta el análisis histórico, es hijo del romanticismo decimonónico y aún no se ha recuperado de ello.

-Cuente otra historia provocadora …

Existe la falsa creencia de que el himno de España no tiene letra, pero no es así. Con motivo de la boda de Alfonso XIII, en 1909, se encargaron varias letras oficiales del himno al poeta catalán Eduardo Marquina. Concretamente se escogieron tres, de la cincuentena de letras presentadas, como oficiales.

-Usted se ganará así muchos enemigos …

Qué le vamos hacer. El himno nacional español, deriva de la marcha de Granaderos. Los Granaderos reales fue un cuerpo militar fundado por Felipe V tras la Guerra de Sucesión. Era la guardia pretoriana del monarca, y perteneció –como cuerpo- a la Casa Real y no al Ejército. Lo más curioso es que el Cuerpo de Granaderos fue constituido por nobles catalanes. El “odiado” Felipe V depositó su seguridad en manos de la nobleza catalana.

-Y ahora también me dirá que los castellanos eran austracistas …

Claro, hubo muchos castellanos austracistas y muchos catalanes felipistas. El maniqueísmo de la historiografía nacionalista es insoportable. En 1714, en la numantina defensa de Barcelona hubo, junto a los regimientos de Barcelona, un Tercio de castellanos, otro de aragoneses y uno de navarros defendiendo la ciudad. El verdadero héroe de 1714 fue Villarroel y no Casanova. Se ha ocultado la figura de Villarroel porque, aunque nacido accidentalmente en Barcelona, era gallego. Él sí sufrió y murió de forma infame en prisión. Pero los catalanistas prefieren homenajear a Rafael de Casanova, personaje controvertido y poco heroico.

-¿Y qué hay de la famosa represión de Castilla sobre Cataluña?

Se quiera o no, Cataluña participó, casi generalmente y a su ritmo, en los proyectos de la Monarquía hispánica. El Dietario de la ciudad de Barcelona recoge los festejos en el villa con motivo de la conquista de Granada, afirmando que fueron “los más grandes jamás celebrados”. En la pacificación de las Alpujarras participaron miles de catalanes. De ellos dijo don Juan de Austria que eran “los súbditos más leales al Rey de España”. Y luego vino Lepanto. Barcelona resurgió al convertirse en el epicentro de la preparación de la batalla. Las Atarazanas volvieron a recobrar su viejo esplendor medieval al tener que construir embarcaciones de guerra. Fueron muchísimo los recuerdos que durante siglos se conservaron en Cataluña de aquella batalla: banderas turcas, fanaletes de las embarcaciones enemigas o, cómo no, la gran devoción en Barcelona al Cristo de Lepanto. Sólo de la población de Sant Feliu de Guíxols (Gerona), salieron 80 combatientes para Lepanto.

-O sea, que Usted quiere demostrar que Cataluña fue más “española” que incluso Castilla …

Como mínimo fue tan hispana como Castilla y otros reinos de las Españas. Esto se ve claramente en el siglo XIX, donde paradójicamente, va emergiendo el nacionalismo catalán.

-Ponga algún caso …

En la Guerra de África (1860), Tetuán se pudo tomar porque los voluntarios catalanes, ante la falta de escalas para flanquear las murallas, improvisaron un “castell”. Al grito de “Espanya, Espanya!!” se tomó Tetuán. Las guerra realista, la de los “malcontents” o las guerras carlistas son una demostración de la explosión de españolidad en Cataluña.  O bien, entre los “últimos de Filipinas”, en Baler, estuvieron valencianos y catalanes. Igualmente, cuenta Millán Astray que de los primeros 400 legionarios, 200 de ellos provenían del banderín de enganche de Barcelona, constituyéndose así la Legión con una mayoría de catalanes. Igualmente los primeros movimientos de patriotismo español en sentido moderno, aparecieron a principios del siglo XX como reacción al catalanismo. Surgieron en Barcelona grupos como La Traza o “los hijos de Malasaña”, mucho antes que José Antonio Primo de Rivera fundara la Falange.

-¿Alguna provocación más?

No intento provocar, pero esto es la historia, le guste o no a quien sea. Por ejemplo, entre los siglos XVIII y XIX, mucho antes de que la mayoría de catalanes empezara a conocer la sardana, el baile típico en la llanura de Barcelona era la “Dansa de Sant Isidre”. La devoción en Cataluña a San Isidro labrador era inmensa. Hay infinidad de poesías populares catalanas que se cantaban a modo de oración, “los gozos”, dedicadas a “Sant Isidre Llaurador”.

-Y ahora me dirá que la gente bautizaba a sus hijos más con el nombre de “Isidro” que como “Jordi” …

No le quepa duda. Durante siglos en Cataluña a nadie se le ocurría bautizar a sus hijos con el nombre de Jordi. La devoción a Sant Jordi estaba reducida al estamento militar y nunca alcanzó la devoción popular hasta finales del siglo XIX. El incipiente nacionalismo popularizó al santo y al Dragón. El modernismo arquitectónico y literario consagró a Sant Jordi como un santo popular catalán, pero nunca lo había sido.  El Dragón se convirtió en una abstracta metáfora de un “enemigo” a batir. Cada uno podía interpretar si el Dragón eran los pecados, los gobiernos opresores de Madrid, Castilla, etc … En eso consistía el romanticismo, en que la imaginación podía volar como quisiera, sin necesidad de reverenciarse a la realidad. Es curioso que ningún conde catalán o Rey de la Corona de Aragón se llamara “Jordi”, en cambio sí tuvimos “Jaimes”, cuya onomástica corresponde al patrón de España, Santiago. Hoy tampoco se hace mucho caso a Sant Jordi y los libros para pequeños te presentan al Dragón como una mascota simpática y ecológica.

-Y ahora me dirá que nunca se persiguió al catalán.

En el libro se dedica una parte importante a este complejo tema. Sólo decirle que la inmensa mayoría de disposiciones legales para restringir la lengua catalana en el siglo XIX se hicieron desde gobiernos democráticos de izquierdas (liberales) y por políticos masones. En el libro detallo una larga lista.

-Bueno, me ha convencido de que este libro como mínimo será polémico.

La pretensión no es que sea polémico sino que nos ayude a los catalanes a conocer nuestra actualmente acallada esencia hispana y dar a conocer al resto de españoles que la catalanidad no es un peligro para España, sino su mejor aliada. Es el catalanismo el que ha pervertido la idea de catalanidad, y eso es lo que debemos recuperar y admirar todos los españoles.

-Muchas gracias y suerte con esta nueva provocación intelectual

Sí, eso es lo que hace falta que nos atrevamos a pensar, debatir y cotejar información. Aún no me he encontrado ningún nacionalista que quiera hacerlo.

miércoles 13 de noviembre del 2013