Líneas estratégicas: La ponencia aprobada en el congreso extraordinario de diciembre de 2020

Spread the love
image_print¡Imprime esta sección!

PONENCIA LINEAS ESTRATÉGICAS

Congreso Extraordinario CTC, 26 y 27 de diciembre de 2020

La Comunión Tradicionalista Carlista, fruto del llamado Congreso de la Unidad de 1986, ante la situación más que crítica que vive España y el mundo entero, debe redoblar sus esfuerzos y profundizar en sus principios fundadores, par ocupar el puesto que le corresponde en la sociedad. Es momento de la serenidad pero también del arrojo, de afrontar nuevos y más difíciles combates mirando tanto al pasado como especialmente al futuro, de saber ser contemplativos pero también activos, de ser faro pero también espada, es quizá el momento de dejar de cavar trincheras para protegernos para saltar de ellas a un combate que no permite la espera. Por eso es hora de proponerse retos estratégicos y líneas de acción que puedan incidir de forma eficaz en la sociedad, no sólo curando las heridas que produce la revolución, sino construyendo y reconstruyendo sin cesar la fortaleza que representa la cristiandad. Todo lo que se sembró en el lejano 1986, es hora de que sea recogido y dirigido a una acción transformadora de la sociedad.

Los momentos, en esta ora de pandemia y forzadas reclusiones, nos obligan a esquematizar esta “ponencia de líneas estratégicas”. Como bien reza el título son líneas, pero que deben guiar y a la corta convertirse en columnas que sostengan la acción exterior y la profundización interior que necesita nuestra Comunión Tradicionalista Carlista. La nueva junta que surja del Congreso a celebrar este diciembre de 2020, debe tomar las riendas de nuestra organización a la que proponemos los siguientes retos:

1.- La CTC debe constituir una Junta donde prime la calidad que no la cantidad de miembros. Esta Junta debe proveerse de un plan estratégico detallado a corto medio y largo plazo. El plan estratégico a corto plazo debe estar temporalizado, presupuestado y aprobado por los cauces estatutarios que corresponda. Todos los militantes de la CTC así como las diferentes estructuras organizativas (juntas, delegaciones, etc…) deben tomar como propio ese plan estratégico.

2.- La CTC debe transformar su órgano interno de comunicación (Acción Carlista) no sólo de difusión de las actividades propias, sino que sirva de conductor de la organización interna (nombramientos, actividades, proyectos, …) y un continuo estimulador de la vida de la CTC.

3.- Igualmente la CTC debe reforzarse el órgano de difusión de la CTC (Ahora información), estudiando la forma de convertirlo en un referente en los ámbitos digitales y sociales. Hay que optimizar los recursos para que los medios de difusión propios de la organización lleguen a sus destinatarios propios (los afiliados) y al resto de la sociedad.

4.- La CTC debe patrimonializarse iniciando un proyecto de dotar a las regiones donde más actividad exista, de locales de propiedad y formas de autofinanciación. Los locales deben tender a no ser meras oficinas sino lugares de encuentro con espacios suficientes para desarrollar labor cultural y política como conferencias, mesas redondas, grabación de conferencias, incluso de programas. El carlismo debe revitalizarse no sólo virtualmente sino también “creando” sociedad. Y ello sólo se puede hacer mediante la convivencia en espacios comunes.

5.- La CTC debe estudiar los medios (sean asociativos, sean mediáticos, o de otro carácter) que sirvan de puente entre la sociedad y la propia Comunión Tradicionalista. La finalidad de este entramado asociativo y/o mediático sería iniciar primero en el tradicionalismo, y luego en el carlismo, a gentes que directamente nunca se afiliarían a la CTC. La relación con estos medios debe ser estudiada y que no suponga despilfarro de energías. Todo esfuerzo vano es una derrota. Para ello se debe establecer un organigrama que establezca con claridad el tipo de relaciones que se establece entre la CTC y las organizaciones intermedias.

6.- La CTC debe velar especialmente por la formación continua de sus afiliados y simpatizantes. Debe establecer los niveles de conocimiento apropiados para que alguien asuma la militancia en la organización y evitar que el militante sea una persona sin formación espiritual, cultural y política. En consonancia con este espíritu de formación la organización debe promover o coordinarse con editoriales, fundaciones o asociaciones que permitan publicar los materiales de formación.

7.- La CTC, igualmente debe velar para que los que asuman responsabilidades obtengan una formación adecuada para los cargos que ocupan, así como la capacidad de liderazgo y altura moral y espiritual que exijan sus responsabilidades. La CTC sólo puede fundamentarse en la valía de su militancia, pero esta será ineficaz si no somos capaces de formar cuadros de mandos intermedios.

8.- La CTC debe mantener vivas constantemente sus capacidades de replantearse estrategias, objetivos y retos, pues los tiempos corren rápidos. Para ello deben sus responsables, en los grados de compromiso oportunos, ser capaces de reunirse frecuentemente -sea física o virtualmente- para estudiar el modo de aplicar acciones efectivas ante los retos que se presenten.

9.- La CTC debe priorizar su presencia en el espacio público como forma eficaz de atraer miembros a sus filas. Para ello se deben haber articulado los medios necesarios para que quien llame a nuestra puerta se encuentre con una organización que -aunque pequeña- sea activa, eficaz y pueda ofrecer a los militantes medios para formarse y actuar.

10.- La CTC debe ser consciente que ha de ser la punta de lanza contra el auge del actual proceso revolucionario que se cierne sobre nosotros. Por tanto, es vital que la organización asuma un papel de prestigio ante la sociedad y eso sólo se logrará mediante la acción de hombres formados y de oración.

Por ello, llamamos a la próxima junta de Gobierno a un proceso primero de reflexión y de interiorización en lo que es nuestra organización para poder presentarse a la sociedad como lo que somos, los representantes más legítimos de la tradición hispana.