Carta abierta del Presidente de la Junta Carlista de Navarra a Miguel Sanz
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Excmo. Sr. D. Miguel Sanz Sesma,
Presidente del Gobierno de Navarra y de UPN
Pamplona, 17 de diciembre de 2004
Excmo. Sr. Presidente:
Hay cosas que no caben en una postal navideña. Permítame que se las diga abiertamente, a la Navarra, con la poca autoridad que me otorga ser el presidente de un partido pequeñito y con la mucha que me proporciona el que ese “partidillo” sea la Comunión Tradicionalista Carlista de Navarra.
UPN es diferente, y eso es bueno. El hecho de que en Navarra no exista Partido Popular es algo que nos agrada a quienes opinamos que UPN es mejor que el PP. ¿Pero qué pensaríamos nosotros desde fuera, y qué pensarían otros desde dentro de UPN -ese “carlismo sociológico” que todavía confía en su partido- si al final UPN acabara siendo algo así como la etiqueta del PP en Navarra? Pensaríamos que algo se había traicionado. Pensarían que se les había engañado.
Sé que puedo parecer descortés si me entrometo en los asuntos internos de UPN. Pero resulta que lo que decida su partido va a afectar muy directamente al futuro de Navarra. Mi obligación es pues, a riesgo de parecer antipático, expresar un deseo que no es solamente mío: que UPN siga siendo distinto -y mejor- que el PP. Distinto y mejor -por ejemplo- si se atreve a suscitar en su seno un debate sobre la futura constitución europea.
UPN se ha manifestado favorable al proyecto por el que se establece una constitución para Europa. Favorable sin debate interno. Favorable sin un análisis razonado de lo que va a ser el mayor contrafuero de la historia. Favorable al establecimiento de un régimen legislativo en el que el derecho europeo va a primar por encima de cualquier otro. Favorable a la institucionalización de un marco supraestatal que va a pisotear, sin pacto previo de ninguna clase, cualquier derecho preconstitucional como es el navarro.
Créame que no tengo nada personal en contra el eurodiputado Pomés pero le diré, sinceramente, que cuando le hemos visto defender el Si de UPN a ese proyecto de constitución por puro “europeísmo” más parecía estar protegiendo su puesto de trabajo que el interés de Navarra. Y no soy el único que se ha dado cuenta. Javier Pomés, que debiera ser de forma nítida el representante de Navarra en Estrasburgo, ha cometido el error de presentarse ante los suyos justamente como lo contrario: el “correveidile” de la euroburocracia en Pamplona. ¿Es eso lo que necesita UPN?
Pero aún tengo reproches más delicados que transmitirle. UPN presume de ser el partido que defiende la identidad de Navarra. Una presunta identidad que por esas cosas que tienen el marketing político y la telegenia y el pragmatismo ha quedado reducida a dos conceptos un tanto escuálidos y muy poco apropiados para ser cantados en forma de jota: “bienestar” y “antivasquismo”. Sirviendo a semejantes “ideales” ha llegado UPN a posicionarse -sin debate interno- a favor de esa constitución europea. Y nos parece que no ha tenido en cuenta la dirección de UPN que la identidad de Navarra supone algo más. No ha tenido en cuenta que una Europa laicista es contraria a la Navarra que dicen Vds. defender; que una Europa totalitaria es contraria a la libertad que proclaman nuestros fueros; que una Europa que ignora sus raices cristianas es contraria al espíritu religioso que nos hizo ser lo que somos. Y por si todo eso fuera poco no ha tenido en cuenta además que el nacionalismo vasco -aunque se encuentre dividido en esta coyuntura- resultará seguramente fortalecido en el mar revuelto de una Europa sin raíces.
La CTC es un partido pequeño -de momento-, testimonial, pero nuestra experiencia es grande. No la ignore. No nos haga mucho caso cuando opinemos sobre autovías o embalses. Pero tenga en cuenta que la perspectiva que da el tiempo nos hace a los tradicionalistas expertos en metapolítica. Nosotros sabemos a dónde conduce una legislación que ignora la realidad espiritual del ser humano. No es por nostalgia ni por folclore por lo que insistimos en el reconocimiento expreso de las raíces cristianas de Navarra, de España, de Europa. La pérdida de nuestras raíces que propugna esa constitución europea sería el fin de Navarra, del pueblo navarro, y por consiguiente de UPN. Por el contrario un triunfo en Navarra del NO a esa constitución sería un síntoma de que todavía hay vida y esperanza en esta tierra.
No tenga miedo a la democracia Sr. Sanz. Navarra siempre ha sido la patria de la libertad cristiana -Pro libertate patria gens libera state-. Abra un debate sobre esa Constitución que se nos quiere imponer. Convoque una consulta interna en su partido. Explíquenos las virtudes insospechadas que nos proporcionará esa nueva Europa… igual resulta que nos convence ¿o es que no está Vd. mismo convencido? En ese caso permítame que junto con mis mejores deseos para esta próxima Navidad pida al Niño-Dios, para Vd., su partido y el gobierno que preside, claridad de ideas y una sabia determinación, porque es mucho lo que está en juego.
Atentamente,
F. Javier Garisoain Otero
Presidente de la Junta Carlista de Navarra
Comunión Tradicionalista Carlista
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