En estado de sitio
26.06.2006. Leemos en CRISTIANDAD (núm 897, abril 2006) que Su Santidad Benedicto XVI ha expuesto ante un grupo de parlamentarios europeos tres principios “que no son negociables” por estar inscritos en la misma naturaleza humana:
– La protección de la vida en todas sus fases, desde el primer momento de su concepción hasta su muerte natural.
– El reconocimiento y promoción de la estructura natural de la familia, como una unión entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio.
– La protección del derecho de los padres a educar a sus hijos.
Cuando el Papa recuerda estos tres principios irrenunciables, nos recuerda al militar sitiado que marca unos puntos en los que se ha de resistir a toda costa. Cuando se mantiene esta resistencia es porque se espera una ayuda exterior que rompa el cerco y libere a los resistentes.
Porque, en realidad, la postura de los católicos en España, y en Europa, es la de sitiados que se esfuerzan en resistir defendiendo esos puntos que el Papa considera irrenunciables. Sólo un milagro puede librarnos del cerco que nos oprime. Solo un milagro puede proporcionarlos esa ayuda exterior. ¿Espera el Papa ese milagro y, mientras tanto nos manda resistir?
Mientras siga el actual sistema democrático que proporciona a los enemigos de la Vida la posibilidad de atacar los tres puntos enunciados por el Papa, los católicos viviremos en un estado de sitio, que en términos humanos habríamos de calificar de “desesperado”. Pero nuestra Fe nos prohíbe desesperar.
En la CTC esperamos. Y porque esperamos seguimos luchando. Llegará la liberación en la forma de un sistema político que nos libere de esta mentira que dicen democracia.
¿Cómo será ese libertador? Lo ignoramos aunque desde ahora aseguramos que en su bandera campearán tres palabras: Dios, Patria y Rey. No hay otra bandera capaz de defender la Vida.
¿Cuándo llegará? Eso sólo Dios lo sabe. Pero llegará y cumplirá la promesa que D. Carlos VII nos hizo en Valcarlos cuando dijo “¡Volveré!”.