La financiación de los partidos

26.06.2006. En sus recientes declaraciones, a través del diario GARA, ETA ha anunciado que seguirá extorsionando a empresarios. Lo ha justificado diciendo que la lucha por la libertad de Euskal Herría exige fondos. Que si los demás partidos los obtienen recurriendo a las empresas, ellos tienen el mismo derecho.

La argumentación es impecable. No porque ETA tenga derecho a practicar la extorsión, sino porque denuncia una realidad: TODOS LOS PARTIDOS EXTORSIONAN.

Recientemente ha hablado la prensa sobre el tema. Se han facilitado los porcentajes que en cada partido suponen las cuotas de los socios, las aportaciones por donativos y la financiación oficial. Nos hemos quedado de piedra al comprobar que en el PNV, la parte correspondiente a las cuotas anda por el 5%.

A lo largo de nuestra vida, con el PNV como principal adversario político, nos hemos preocupado de conocerlo en todos sus aspectos. Xavier Domínguez Marroquín, que fue muchos años Subjefe Provincial del Movimiento, nos aseguraba que dicho partido estaba financiado por Inglaterra. Ponía como argumento la carga económica que suponía para ellos el mantener los antiguos “batzokis” que el Movimiento ocupaba. Un viejo carlista negaba el apoyo económico inglés. Aseguraba que en el PNV cotizaban todos. Nos inclinamos por la explicación del carlista.

Pues si resulta que el PNV, con su amplia red de “batzokis”, con su numerosa afiliación y cotizando todos, no cubre con las cuotas más que el 5% de su presupuesto, ¿qué pasa en los demás partidos?

Cuando el desastre de El Carmel, Maragall cometió la imprudencia de mencionar “el tres por ciento” que, según él, exigía CiU a todas la empresas que participaban en obras públicas. La indignación que ello produjo en las filas de la coalición acusada nos hacía presagiar una catástrofe. Todo quedó en nada. Como si se hubieran puesto de acuerdo en tapar algo que a todos les convenía. Ni unos insistieron en su acusación, ni los otros exigieron una rectificación. Aquí no ha pasado nada que no vaya a seguir pasando.

Todos estamos de acuerdo en que ETA extorsiona. ¿Por qué no llamar extorsión a lo que hacen los demás partidos? ETA pide un donativo. La persona o empresa requerida no tiene la menor gana de concederlo. Pero “por si acaso”…

Los partidos con posibilidades de gobernar piden sus “donativos”. Ninguna empresa ni persona los dan de buen grado. Dando no se gana. Y el fin de la empresa es ganar. Pero “por si acaso”. Los dos casos son iguales. Unos temen al “por si acaso” del atentado y otros al de no conseguir trabajo. Todo es extorsión. Aunque solo nos indigne la de la ETA y nuestro juicio sobre la otra sea un comprensivo “ya se sabe”.

Se viene dando muchas vueltas a la financiación de la Iglesia por el Estado. Cierto es que no es justo que se financie la Iglesia con los impuestos de los no católicos. ¿Y es justo que se financien los partidos, mejor dicho ciertos partidos, con los impuestos de quienes estamos en contra de ellos? Porque lo que recibe la Iglesia es una miseria en relación a lo que se llevan los partidos. Y la Iglesia no extorsiona, mientras si lo hacen los partidos políticos.

Sin entrar en detalles y matizaciones, los carlistas nos hemos manifestado siempre en contra de la financiación de la Iglesia por parte del Estado. Hemos pedido que cese por lo que supone de pérdida de independencia. Si esa corruptela tuvo su principio en el Concordato de 1851 como compensación al robo de la desamortización, los hechos han demostrado que no ha servido más que para que los católicos se despreocupen del cumplimiento del Quinto Mandamiento de la Iglesia y los clérigos se mueran de hambre. Si hace años la Iglesia hubiera dicho al Estado que se guardase aquella miseria  con la que, ni de lejos, reparaban el inmenso latrocinio, hoy estaría resuelto el problema. Los católicos habríamos espabilado y respondido a nuestras obligaciones. Y no olvidemos lo que el Canónigo Magistral de Sevilla decía ya en 1912 (por cierto en una obra que se vio obligado a recoger por orden de la Jerarquía): “La Iglesia en ningún sitio se ha muerto de hambre; de falta de libertad en muchos”.

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