La “memoria histórica”

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01.08.06. Eso de la memoria histórica por parte de los socialistas, no raya en la locura: es la misma locura. Pretenden borrar toda huella de lo que ellos denominan “franquismo” y que no es sino la tremenda derrota que les fue infringida por el pueblo español y que ellos se la merecieron sin ningún atenuante.

Se la merecieron por chorizos. Porque cuando salían al extranjero en compra de armas no se preocupaban más que de “sacarles” comisiones a los traficantes y descuidaban la calidad y eficacia del material adquirido. Así recibieron grandes remesas de auténtica chatarra.

Se la merecieron por cobardes. Porque cuando recibieron las armas de los depósitos de Madrid y Barcelona se dedicaron a “limpiar” la retaguardia en vez de atacar al enemigo. De los fusiles repartidos no llegaron al frente ni la tercera parte. La columna catalana que debía de atacar Huesca se entretuvo varios días en Barbastro asesinando religiosos y sacerdotes. Ello dio tiempo al mando de Huesca a preparar la defensa.

Se la merecieron por indisciplinados. Se creían que aquello era una huelga en la que bastaba expresar unas reclamaciones y armar alboroto. La guerra era otra cosa.

Se la merecieron por tontos. Por confiar en unos dirigentes que les traicionaron. Que les enviaron a la lucha sin preocuparse de la intendencia y la sanidad. Se morían de hambre en el frente (la película “La Vaquilla” lo refleja claramente) y en los botiquines de los batallones no había ni aspirinas para administrarles. Las memorias del Beato Pere Tarrés son suficientemente expresivas de estos hechos. Mientras tanto los oficiales se pasaban los días de francachelas de modo que por la noche tenían que ser transportados a sus alojamientos por el coche del batallón.

Se la merecieron y por eso perdieron la guerra. Les durmió la Pasionaria con su “no pasarán”, cuando tenían que haber atacado en los primeros momentos, aprovechando la escasez de tropas de  los nacionales. Y los hechos no tienen vuelta de hoja.

Hablan de suprimir el escudo que corona los edificios oficiales que fueron construidos. No importa que ello obligue a unas obras costosas. Ellos no lo pagan. Lo pagamos nosotros. Incluidos los tontos que les votan, aplauden y….llegan mal a fin de mes.

La Generalidad ha dedicado un presupuesto para que desaparezcan las placas que se colocaron en los edificios subvencionados por el Estado. Así el pueblo no podrá comprobar que aquellos se preocupaban de que hubiera viviendas, mientras que éstos especulan con terrenos y se enriquecen cobrando comisiones a las constructoras.

Puestos a borrar, que destruyan el Alcázar, que arrasen Oviedo y las ruinas del antiguo Belchite. Mientras esos nombres se conserven, perdurará la memoria de las gestas que allí tuvieron lugar. Ellos no pueden presentar nada parecido. Porque carecían de lo que animó a los defensores de los bastiones mencionados: la fe. Y fe religiosa en la mayor parte de los casos. Un profesor de espíritu militar nos contaba en la Milicia Universitaria, que en una visita a las ruinas de Belchite había leído una inscripción, protegida pos un cristal, que decía: “aquí murió por Dios y por España un requeté aragonés”.

Que recuerden lo que en la transición se acordó olvidar. Saldrá a relucir la verdad. Las injusticias de uno y otro bando. Pero también el heroísmo y la gloria. Aún quedamos bastantes que lo vivimos para recordarlo. Y lo recordaremos, puesto que nos obligan a ello.
 

Carlos Ibáñez Quintana