Crónica del Foro Alfonso Carlos I 2009

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15.09.09. ¿Qué actualidad y sentido tiene para los carlistas la organización política? La respuesta la ha dado la XIª Convocatoria de los Cursos de Verano organizados por el Foro Alfonso-Carlos I, al facilitar durante tres días la ocasión de escuchar y participar, de reflexionar, de convivir y aunar lazos entre los afiliados y simpatizantes de la Comunión.
Sobre todo hoy, es necesario disponer de unos días de sosiego, para centrarse y profundizar sobre el por qué y para qué la organización política de la Comunión carlista, así como para ganar unas fuerzas que transmitir a otros. En los días del estrés, ello es necesario no sólo a los directivos, sino también a cualquier carlista mínimamente comprometido. Hay que tomar bien la dirección. De por sí, la misma convivencia de dos días completos entre carlistas de toda España, es una gran riqueza como organización.  
La sugerente elegancia de las formas y espacios arquitectónicos, amplios y austeros, del convento de los Carmelitas Descalzos de la monumental ciudad de Toledo, situado sobre la mudéjar Puerta del Sol, puerta albarrana del s. XIV, y los edificios, pardos o chispeantes cuando oscurece, en el arrabal de “La Antequeruela”, regido por la Iglesia de Santiago, ha sido un lugar ideal para el encuentro, la convivencia y el pararse a pensar. Un lugar que esperamos volver al saborear.  
Para analizar el voluntariado, Javier Garisoain -secretario general de la CTC– subrayó en su ponencia “Organizarse para crecer. La CTC. Una organización de voluntarios”, que es voluntario quien libremente, porque quiere, realiza un servicio, en nuestro caso político. Precisamente esta libertad permite destacar las condiciones básicas de todo servicio: poner siempre buena cara, prepararse con profesionalidad –no improvisar-, aunar amor e inteligencia, y no exigir desembolsos particulares además de trabajo, lo que a su vez impide actuar como un asalariado.
El voluntario sigue la dinámica del don, la gratuidad y la comunión, que evita el “queme” del voluntarismo, precisamente porque sólo así se trabaja con la paz necesaria del que hace lo que ya puede hacerse porque trabaja con un elevado interés. Así, el voluntariado carlista no debe tener complejos de comparar su labor con una labor apostólica, pues Dios y el orden social cristiano ocupan el primer lugar de la política carlista.  
Además de los voluntarios o militantes con responsabilidad, están los afiliados sin cargo, luego los simpatizantes como situación provisional y, al fin, el resto de la sociedad a la que hemos de llegar por todos los medios posibles.  
No todo fueron ponencias muy bien preparadas y una interesante participación del auditorio, pues hubo momentos de descanso y convivencia, y una visita guiada a la ciudad de Toledo con un amplio recorrido por sus mil callejuelas hasta llegar a San Juan de los Reyes, de estilo Reyes Católicos, gótico transición al plateresco.  
La actual financiación de los partidos políticos (Ley del 4-VII-2007) está viciada de raíz. Félix Zorrilla mostró que, en ellos, las aportaciones de la ciudadanía son casi nulas, y que sus únicos recursos son los préstamos bancarios después cubiertos con la financiación del Estado. En su exposición “La  financiación del Carlismo. Una asignatura pendiente”, explicó que el sistema político vigente se alimenta de los partidos políticos y de su alternancia, y se retroalimenta mediante la autoadjudicación en las Cortes de cantidades millonarias de euros a favor de los partidos con escaños en el Legislativo.
No en vano, los partidos se han convertido en unos gigantes burocratizados donde muchas personas encuentran su forma de vida, como si se tratase de una empresa privada con una única financiación millonaria y además pública. Lógicamente, esto anula la independencia política de los partidos ante un sistema que nosotros criticamos, así como la independencia de estos últimos hipotecados a su única justificación de obtener escaños.  
Por el contrario, la vida de la Comunión (CTC) es mucho más rica que lo que se refleja en sus rigurosas cuentas anuales. Para su debido funcionamiento, ésta necesita potenciar las cuotas y los donativos, los beneficios del Bazar carlista y la revista Ahora-Información, así como la vida propia de Cruz de Borgoña. Pedir dinero a personas concretas, más o menos próximas, como reflejo de la realidad del compromiso con la Comunión, debe ser una constante a voces, y es una garantía de la integridad del propio programa y de la independencia de la Comunión respecto a los actuales poderes.  

Javier López, responsable de comunicación, explicó en la ponencia “Comunicación y propaganda: las campañas y la imagen del Carlismo” los elementos de toda comunicación, la importancia de la imagen sintética que tienen los españoles sobre lo que decimos y hacemos los carlistas, y la necesidad de crear una imagen corporativa de la Comunión. No en vano, hoy la CTC es lo que hace en la actualidad. Nuestra comunicación será eficaz si adaptamos nuestros contenidos al nivel del menos inteligente de aquellos a quienes nos dirigimos, aunque sin rebajar las exigencias. Será eficaz si los limitamos a un número reducido de ideas que repetiremos incansablemente, y si seguimos el objetivo de que el receptor se convenza de cómo su postura es compartida por mucha gente. No en vano, el Ideario y Programa de la Comunión es de sentido común, responde a la naturaleza tradicional del hombre, descubre la verdad de una Patria milenaria, a la vez que lo católico es verdaderamente universal.  
Por lo que respecta a las actuaciones, Javier López subrayó que es preciso establecer un patrón de funcionamiento, incluir direcciones electrónicas y teléfonos activos en la propaganda, aportar reportajes gráficos, y diferenciar bien la estrategia (el qué) y la táctica (el cómo). Esta última es la que originará la comunicación e imagen consiguiente y la propaganda o difusión.  

La exposición sobre política electoral, bajo el título “En busca de la representación pública” atrajo más si cabe la atención del público. Javier Echanove contrastó los actuales pros y contras que tienen los partidos políticos frente a lo que puede decirse de la Comunión. Sus inmensos recursos les dan credibilidad ante la opinión pública, lo que, unido al apoyo que reciben de todos los medios de comunicación, hace que puedan ganar elecciones. Los partidos con escaños planifican, gozan de importantes clientelas –ojo a esto-, sus líderes son conocidos, y su maquinaria política, perfecta y continuamente engrasada, deslumbra a cualquiera. Sin embargo, a pesar de todo ello, no tienen el éxito garantizado, y hoy la sociedad recela y desconfía de unos partidos con pocos afiliados, sin afiliados cotizantes, y ávidos de poder.  
Por su parte, el Carlismo es una organización política pero, también y sobre todo, un estilo de vida. Sin ser una máquina electoralista ni limitarse su actividad al campo electoral, sin embargo su objetivo es la sociedad política. Por muchas razones que justifican el por qué y para qué expuestas por el ponente, la CTC también debe cubrir el ámbito de la política electoral, y analizar –como hizo éste- el cuándo, el cómo y el quien de las elecciones. Para el ponente, la CTC no debe presentarse a todas las elecciones, ni de cualquier manera, y hoy día debe cultivar las relaciones con otras fuerzas sociales y políticas para así hacer paulatinamente efectivo su Programa e Ideario pero sin rebajar sus exigencias.  
En el diálogo posterior, alguien afirmó que, aunque los carlistas no ganasen las elecciones en el actual sistema, siempre tramposo, sí pueden “perderlas” con honorabilidad, la necesaria para cumplir su actual misión de ser el foco o faro de luz que necesitan los españoles de hoy y del mañana, y para enseñar el verdadero camino de la política a nuestra sociedad, pues las elecciones son una excelente ocasión para llegar a ella. De hecho, en la historia reciente del Carlismo, hay un punto de inflexión entre el antes y el después de presentarse a las elecciones, lo cual hace 30 años era impensable. Aunque no es el único, las elecciones son uno de los importantes ámbitos a cultivar, pero sin ponerse nerviosos.  
En la charla “Juventud y formación: la cantera y la transmisión de la herencia recibida” Enrique Izquierdo recordó las frecuentes armas que utilizaron sus mayores: oración, mortificación y obediencia a los jefes. Así, en unos momentos de comodidad y dejación como los actuales, es muy bueno pensar en los constantes esfuerzos, en el gozo por la satisfacción del deber cumplido, y en el heroísmo de quienes nos precedieron. No en vano, como organización política, los carlistas tienen una concepción espiritual y cristiana de la vida, dependiendo de cada uno de ellos que esta bendita tierra de María, que es España, la conozcan y amen los que viven en ella y quienes nos sigan. El ponente apeló a la juventud, elevó sus miras hacia los altos ideales, e invitó al compromiso, señalándole dónde encontrar la verdadera alegría y en donde poder trabajar con entusiasmo y frutos.  
En las intervenciones posteriores se destacó la necesidad que tienen los jóvenes de formación y acción (propaganda). Es preciso ir a los jóvenes a través de ellos mismos, y garantizarles espacios de contacto vital organizado por ellos mismos.  
Como cierre del sábado, y avanzada la noche, Carlos Ibáñez Quintana presentó su libro titulado: La agonía del vascuence. Verdades y mitos sobre su conservación. La política contraproducente de la Administración Autonómica (Madrid, Ed. Tradere, 2009, 97 pp.). Lo hizo acompañado del editor, que tuvo la gentileza de estar presente y contar el por qué de la edición.  
También fue magnífica la quinta y última sesión, celebrada el domingo, bajo el título “La CTC, un grupo de laicos católicos: la relación con la Jerarquía de la Iglesia y con el mundo católico”, que desarrolló con claridad el delicado tema de la relación que ha tenido y debe mantener la organización política CTC con la Jerarquía de la Iglesia y el mundo católico. Carlos Ibáñez distinguió para unir, la religión de la política temporal, y señaló que los seglares son los encargados de meterse en política para llevar a la práctica la doctrina social y política de la Iglesia con el objeto de “restaurarlo todo en Cristo” también en el orden político (S. Pío X). Desde los reconocementeros, los mestizos y pidalinos a partir de 1876, hasta la actualidad más o menos reciente (1931, 1976…), los católico-liberales no sólo han deformado el Evangelio, sino que se han comportado como unos “tirasotanas” y han utilizado a los eclesiásticos siempre que han podido. También los eclesiásticos liberales se han inmiscuido no pocas veces en la política temporal reservada a los laicos. Nada de esto hacen los carlistas. El orador animó a releer el libro de Jean Ousset, Catolicismo y política. Por un orden social cristiano (Madrid, Speiro, 1972, 452 pp.)  
Se asistió a la Santa Misa del domingo en la catedral, un ancho y no muy alto templo gótico de cinco naves, con doble deambulatorio, genuinamente castellano. La celebración estuvo presidida por el Sr. Arzobispo don Braulio. Tras ella, el sr. Arzobispo de Toledo, Primado de España, tuvo la gentileza de recibir a los asistentes al Foro en la amplia sacristía, por quienes se interesó y a quienes impartió la bendición.  Jornadas como éstas son muy necesarias. Las ponencias, que serán publicadas, precisaron muchos aspectos que no pueden señalarse en una crónica. La perspectiva del Foro fue de política práctica y sus propuestas fueron muy eficaces para realizar las debidas aplicaciones. 

José Fermín Garralda Arizcun Pte. de CTC de Navarra   

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